The New Humanities Ph.D

¿Cuál es el futuro de las humanidades en la Academia? ¿En particular, cual es el nuestro como departamentos de literatura y cultura Luso-hispanoamericana en los Estados Unidos? ¿Cuál es el sentido de generar profesores (PhD) en una Academia que se está reduciendo y cuyo futuro se desarrollara por ahora durante la Era Trump? Aquella era la pregunta y el significante subyacente de un coloquio en la quinta avenida, en la sala del departamento de Hispanic and Luso-Brazilian Literatures and Languages de la City University of New York. En este pugilato intelectual, ya se encontraban entre las riendas estrellas de este particular boxeo, como moderador, Fernando Degiovanni, y entre los concurrentes, Carlos Alonso, Dean of the Graduate School of Arts and Sciencies de Columbia University, y Georgina Dopico, Dean for the Humanities de la New York University, además del propio EO del Graduate Center, José del Valle. Frente a ellos, una habitación repleta, con su audiencia desborrando los escritorios y las esquinas, la mayoría de ellos PhD Candidates que, aunque detrás de las cuerdas del ring, dependía tanto o más del resultado a venir.

La discusión, en contra de lo previsible, no se encamino hacia lo ideológico o remitió a esencialismos, sino que se enfocó en lo proactivo y contextual. Así la conferencia reincidió en el trabajo diario del doctorando, en la cantidad de horas de enseñanza, en la cantidad de años de duración. Discrepancias hubieron: del Valle enfatizó en la fragilidad actual de la educación pública norteamericana y el recorte del 40% en los últimos años, Alonso conjeturó en el posible cambio estructural del PhD, proponiendo pensar si realmente cualquiera de sus faces es vital y, al mismo tiempo, Dopico postulaba extender el rizoma de las universidades a las organizaciones comunitarias y a todas aquellas áreas distanciadas de la Academia. Sin embargo, a pesar de ellas, las propuestas fueron múltiples, compartidas y complementadas por cada unx, transformando el pugilato en una sesión de arquitectura.

Por ello, a lo mejor, el ambiente después en la misma sala, fue celebratorio, con vino y risas circulando de mano en mano con preguntas y respuestas. Una fiesta a posteriori todavía difícil de definir. Incluso luego de una semana, no sé si la celebración remitía a Hemingway y su A moveable feast, con sabor de anticipada nostalgia; o si compartía más con las bacanales de Eurípides y su posterior renacimiento (a qué, cómo y cuando, a verse).

Si debemos apostar en este pugilato, lo haría por la segunda.

(Fotografía de Cristina Elena Pardo)



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