LA VIDA COMO CONSTRUCCIÓN SOCIAL EN “NIEBLA”

Mariana Roxana Segovia
University of Tennessee
 
 

Sin duda Niebla (1914) es una de las novelas más destacadas del autor español Miguel de Unamuno. En ella se pueden percibir distintos temas de los cuales el lector puede tomar y teorizar su importancia. El presente trabajo intentará analizar la insistencia de Unamuno, en donde se problematiza la idea de que la vida y todo lo que se conoce de ella como el amor, la religión, la inmortalidad y el lenguaje son una construcción social. Entre los temas que se perciben están los del concepto de la nivola, la estructura, el existencialismo, la metaficción, entre otros. Unamuno al presentar una vasta cantidad de temas lo hace con la intención de inquietar la mente de sus lectores. Su intención se puede ver en el prólogo de Víctor Goti cuando Unamuno le dice a éste, “Dicen que lo helénico es distinguir, definir, separar, pues lo mío es indefinir, confundir” (101). Unamuno abre otras posibilidades a distintos temas para que el lector pueda indagar más en ellos, no necesariamente para encontrar una solución, ya que la gran mayoría de los temas son ambiguos. Tomando en cuenta lo previamente dicho se puede sugerir que después de leer Niebla es imposible que el lector deje a un lado el sin fin de propuestas que el mismo Unamuno plantea.

El término construcción social es utilizado en el campo de la sociología para estudiar a la sociedad. El término es utilizado por primera vez en 1967 por Peter L. Berger y Thomas Luckmann en su libro The Social Construction of Reality. Según Berger y Luckmann todo conocimiento incluyendo el más básico (la realidad de todos los días) se origina a través de las interacciones sociales. Dentro de estas interacciones se circunscribe el sentido común, el cual es negociado por la gente, así facilitando la creación de las caracterizaciones humanas, el significado de las cosas y las instituciones sociales (20). Pero esto no quiere decir que las inquietudes del tema sean exclusivamente de esta época, ya que se sabe que a principios del siglo XX los filósofos alemanes estudian este tema (Berger y Luckmann 4-5). Según Pedro Ribas, “Miguel de Unamuno fue un destacado conocedor de la filosofía alemana de la Ilustración y del siglo XIX” (101). El hecho que Unamuno ya era consiente de este tema se puede evidenciar en el capítulo XVIII de la novela cuando utiliza la frase “producto social” para referirse a una invención del hombre. Además en Niebla se puede ver que el tema de la construcción social se entrelaza con las ideas del filósofo alemán Arthur Schopenhauer y el danés Søren Kierkegaard.

Al leer Niebla el lector se da cuenta que Unamuno sabe sobre estos dos filósofos directa o indirectamente. Distintos estudios de la biblioteca de Unamuno ayudan a apoyar la idea de que Unamuno sí tiene conocimientos tanto de la filosofía de Schopenhauer como la de Kierkegaard. El intentar analizar la obra unamuniana usando a los filósofos Schopenhauer y Kierkegaard puede ser complicado, ya que hay críticos que opinan que Unamuno no entiende con claridad lo que estos intelectuales intentan decir (Jan E. Evans 299 y Pedro Ribas 101). Tomando esto en cuenta en este estudio se sugiere que no necesariamente las ideas u opiniones de Unamuno tienen que concordar con las de estos filósofos. Sino más bien, él expone sus propias opiniones a través de sus personajes y mundos novelísticos.

Unamuno no sigue al pie de la letra la filosofía del alemán ni la del danés, pero sí se pueden ver temas de ambos filósofos dentro de las novelas, ensayos y poesía de Unamuno. Con el filósofo Schopenhauer, las ideas que se pueden conectar con Unamuno son las antihelénicas, la voluntad y el sufrimiento de la vida. Unamuno en Niebla hace una comparación entre el propósito helénico y el suyo, afirmando: “‘Dicen que lo helénico es distinguir, definir, separar; pues lo mío es indefinir, confundir’” (Niebla 101). Aquí se advierte al lector el estilo de escritura que prefiere el autor, ya que claro está que le gusta que su lector piense.

Para Schopenhauer la voluntad es un afán carente de fundamentos (Schopenhauer, El mundo como voluntad… 22). Niebla demuestra lo contrario a esto, porque en varias ocasiones se propone que su lector después de leer su obra tiene la opción de elegir, es decir, puede investigar más sobre los temas que se presentan en sus obras. Además Schopenhauer ve la vida como un infierno lleno de sufrimiento (Schopenhauer, Essays and Aphorisms 48), pero Unamuno no lo ve exactamente de esta forma porque él indaga e intenta buscar soluciones a las insatisfacciones que tiene sobre el mundo y la vida. En el libro The World as Will and Idea Schopenhauer afirma:

If now, in the objective comprehension of the intellect, we go back as far as we possibly can, we shall find that the necessity or the need ofknowledge in general arises from the multiplicity and the separate existence of being, thus from individuation. For suppose there only existed a single being, such a being would have no need of knowledge: because nothing would exist which was different from it, and whose existence it would therefore have to take up into itself indirectly through knowledge, i.e., image and concept. (7-8).

Aquí se sugiere que el interés por saber más se debe a querer entender lo desconocido y todo lo que es diferente. En Niebla indiscutiblemente se nota que el autor busca saber más sobre temas desconocidos o problemáticos.

En Kierkegaard las ideas que se relacionan con Unamuno son la eternidad, la hipocresía cristiana y la angustia existencial. En cuanto al tema de la eternidad Antonio Sánchez Barbado sugiere que la falta de fe y las lecturas de Kierkegaard han causado que Unamuno se incline al tema de la inquietud religiosa (99). En la obra unamuniana es evidente que se alude a una preocupación a este tema, pero el hecho de leer filosofía no necesariamente quiere decir que Unamuno es influenciado por el filósofo danés, ya que aunque tiene conocimiento de su filosofía, lo que dice Unamuno es distinto. En relación con el tema de la hipocresía del cristianismo, también puede ser debatido bajo estas mismas líneas ya que Kierkegaard hace una crítica hacia la institución de la iglesia y sus miembros, no tanto a la religión en sí. Unamuno por otra parte cuestiona la existencia de la religión y de Dios. Al hablar de la angustia Kierkegaard dice:

[…] no es verdad que el pagano en su singularidad facilota esté sin preocupación. Al revés, está a merced de la angustia, angustiado en la vida y angustiado en la muerte. Cada vez que un suceso distinto o la ausencia del éxito le despierta de su estado de animalización, entonces brotan hasta la superficie la angustia que habita en lo más íntimo y lo arroja en la desesperación, en lo que por lo demás ya estaba. (132)

Cabe aquí mencionar que en la filosofía de Kierkegaard el término angustia se refiere a un sentimiento producido por la distancia entre el individuo y Dios. EnNiebla, el protagonista Augusto al principio de la novela se ve que está en su casa viendo hacia afuera y espera a que pase un perro para seguirlo. Un aspecto en que sí se ve una relación más estrecha entre Kierkegaard y Unamuno es el hecho que los dos no intentan convencer a sus lectores lo único que intentan es hacer a su lector consciente. Una vez vistas las similitudes y diferencias entre estos dos filósofos y Unamuno, es preciso tomar tiempo para analizar la critica que se ha hecho específicamente sobre Unamuno y Niebla.

Dentro de la crítica unamuniana se nota la diversidad de los temas, pero también se perciben los desacuerdos. Por un lado están las opiniones de los críticos como José Alberich quien afirma que Unamuno “[…] estaba herido profundamente por la duda, se debatía de lleno entre el escepticismo de su razón y su tenaz voluntad de creer, estaba cogido en la tenaza religión-ciencia como muchos hombres de su época y de épocas anteriores […]” (211). La incertidumbre de Unamuno es innegable porque sus novelas están llenas de temas que tratan sobre la religión y la existencia del hombre. Otro crítico es Antonio Sánchez Barbudo quien considera que la obra de Unamuno y su vida no concuerden (106). Aquí se puede debatir que Unamuno no intenta dar una autobiografía de su vida en sus novelas, ni mucho menos un diario de sus sentimientos, lo que intenta hacer en varias de sus novelas es poner en tela de juicio aspectos de la vida, para que sus lectores los cuestionen. Por otro lado y bajo un lente un tanto opuesto está el crítico José Ferrater Mora afirma que la perspectiva del mundo para Unamuno, “[…] is not cristal clear or logical. It is not anything trasparent, but something resistant and opaque” (516). En Niebla es precisamente lo que se percibe, ya que dentro de ella se ven muchos cuestionamientos pero ninguno se resuelve al final. A diferencia de estos críticos, en este ensayo se intenta demostrar que Unamuno es consciente de distintos temas que son difíciles de resolver y los estudia en sus mundos ficticios.

En este estudio también se insiste en que Unamuno al hacer esto lo hace con la intención de despertar las mentes de sus lectores. Esto se apoya con la idea de Jesús Antonio Collado quien asegura que para Unamuno el saber es el camino para esclarecer los eternos problemas (374). Asimismo Unamuno en “Mi religión” sugiere que lo que él intenta es encontrar la verdad en la vida, aunque deja claro que tal vez no la encontrará (206). Aquí Unamuno hace mención del propósito de su lectura al decir, “Mi empeño ha sido, es y será que los que me lean, piensen y mediten en las cosas fundamentales […] Yo he buscado siempre agitar, y, a lo sumo, sugerir, más que instruir. Si yo vendo pan, no es pan, sino levadura o fermento” (210). Unamuno quiere que sus lectores sean conscientes de algunos temas que preocupan a la sociedad española durante los primeros años del siglo XX y que aún siguen preocupando durante el siglo XXI por su arbitrariedad.

Algunos de los temas que se discuten en Niebla son la construcción social en el lenguaje, el amor, la religión y la eternidad. La idea de que el lenguaje es una construcción social se percibe cuando Augusto después de hablar con Rosario se va a su cuarto para reposar y se queda pensando en las mentiras que el hombre dice al comentar, “La palabra, este producto social, se ha hecho para mentir” (204-5). El hombre ha inventado el lenguaje con la finalidad de engañar a otros y para mentir. Se debe tener en cuenta que Augusto dice esto después de hablar con Rosario y tal vez se da cuenta de que al ilusionarla él le miente, tal y como lo hace Eugenia con él, pero también puede ser que después de ser engañado se da cuenta que todo lo que Eugenia le dice es mentira para hacerle creer que sí se va a casar con él.

El lenguaje según Augusto tiene también otra finalidad al decir, “Le he oído a nuestro filosofo que la verdad es, como la palabra, un producto social, lo que creen todos, y creyéndolo lo entienden” (205). Aquí se reflexiona sobre la palabra verdad, la cual al igual que otras palabras es una invención. Una palabra para que pueda ser verdad tiene que ser aceptada por otras personas de la sociedad. Es precisamente de esta manera del cómo las cosas que conforman el mundo toman su significado.

Tomando en cuenta la idea del lenguaje, se especula que para que sea posible la construcción social es necesario que exista primero el lenguaje ya que sin el lenguaje el hombre no puede crear lo que no existe. En la idea de Schopenhauer sobre la existencia de las cosas se ve un paralelismo cuando Bertram M. Laing dice que para Schopenhauer “The existance of things is relative to knowledge of them, and out of this relation they cease to exist” (180). La relación entre la idea del filósofo alemán y la de Unamuno es evidente. De igual manera, esta idea se ve en la novela cuando se sabe que el lenguaje además de servir como instrumento de comunicación también sirve para crear el mundo en que el hombre vive. Esto se percibe cuando Orfeo dice, “La lengua le sirve para mentir, inventar lo que no hay y confundirse” (297). Los seres humanos tienen control del leguaje y a la misma vez el lenguaje le ayuda a inventar lo que no existe. Todo lo que se conoce en el mundo ha sido invención del hombre porque es el hombre el que le da significado a las cosas. En el epílogo de Orfeo, Unamuno sugiere que para tener conocimiento de algo primero es necesario el lenguaje. Asimismo dentro del tema del lenguaje como instrumento de creación de lo que no hay, se sugiere que el lenguaje sirve para confundir. Como el lenguaje sirve para confundir, esta confusión lleva a que el individuo dude en ciertos aspectos de la vida, por ejemplo, en ideas que ha sostenido durante mucho tiempo. Es debido a estos cuestionamientos que el hombre vive dentro del mundo intentando solucionar lo que le preocupa, aunque no lo pueda solucionar.

El tema del amor también se teoriza dentro de la nivola de Unamuno. Esto se ve con el supuesto amor que Augusto tiene hacia Eugenia. El tema del amor ha sido estudiado por varios críticos, uno de ellos es Ciriaco Morón-Arroyo quien sugiere que Unamuno al presentar la relación entre Auguscto y Eugenia intenta estudiar el amor en cinco aspectos: la dificultad del amor, patología del amor, impureza del amor, amor y espíritu, y amor y ley (149). Pero en este análisis se sugiere que Unamuno al caricaturizar el amor que Augusto supuestamente siente por Eugenia intenta demostrar que el amor también es una construcción social. Esto se ve cuando Augusto está dice, “El aburrimiento es el fondo de la vida, y el aburrimiento es el que ha inventado los juegos, las distracciones, las novelas y el amor” (127). Aquí se sugiere que el individuo al no tener nada que hacer inventa algo para distraerse. Al comienzo de la nivola se presenta a un Augusto que sale a la puerta de su casa sin saber a dónde ir, así que decide esperar para que pase un perro y tomar la misma dirección de éste. Pero no es así, al pasar Eugenia lo cautivan sus ojos y la sigue hasta llegar a la entrada de la casa de ella en donde le hace preguntas a la portera. Después Augusto se la pasa imaginando a Eugenia y él mismo dice, “Mi Eugenia, sí, la mía –iba diciéndose–, ésta que me estoy forjando a solas, y no la otra, no la de carne y hueso, no la que vi cruzar por la puerta de mi casa” (115). Esto ayuda a apoyar la idea de que Augusto realmente no está enamorado de Eugenia, sino más bien parece que busca algo en que entretenerse, puesto que en su imaginación inventa a una Eugenia muy distinta a la real. En ella, él busca tener un propósito, pero esto no quiere decir que este enamorado.

Con don Avito se ve una relación maternal entre él y su esposa, pero nunca se menciona que exista un amor carnal o pasional. Lo que sí se menciona es que ella lo trata a él como a un hijo y él ve a su esposa como a una madre, pero esto no necesariamente es amor. Por otro lado el amor como distracción se puede ver en Augusto, ya que según él está enamorado de Eugenia, pero a la misma vez intenta conquistar a Rosario. Además el supuesto enamoramiento de Eugenia puede ser cuestionado, porque la mujer que pasó ese día por su casa pudo haber sido otra y hubiese ocurrido lo mismo, Augusto simplemente buscaba una excusa para saber dirección tomar. El amor que Unamuno plantea en su nivola no es el amor del cual se crece creyendo, sino más bien es uno que ha sido inventado por el hombre con la finalidad de distraer.

De esta misma forma, la religión también se propone como una construcción social. El tema de la religión ha sido cuestionado desde la época de los grandes filósofos como Sócrates, Platón, Aristóteles y otros. Unamuno al igual que estos intelectuales cuestiona el tema de la religión. La religión es un tema recurrente en varios escritos de nuestro autor, pero que pocos críticos se atreven a analizar con profundidad sobre él. En Niebla se perciben dos subtemas dentro de la problemática de la religión. Por un lado se presenta la idea de que el hombre se acerca a la religión sólo cuando se le necesita y por otro lado se ve la angustia del individuo al darse cuenta que la religión en realidad no existe.

Al comienzo de la novela cuando Augusto está esperando en frente de su casa observando la llovizna piensa sobre Dios al decir, “Aquí, en esta pobre vida, no nos cuidamos sino de servirnos de Dios; pretendemos abrirlo, como a un paraguas, para que nos proteja de toda suerte de males” (109). Se sugiere que el hombre se acerca a la religión o a Dios cuando se ve en un apuro. Al sugerirse que Dios es como un paraguas lo cosifica, con esto se puede sugerir que así como el paraguas es un objeto inventado por el hombre y la religión también lo es.

La idea de acercarse a Dios sólo cuando se le necesita, también se ve cuando Augusto está hablando con don Avito. Don Avito le comienza a contar su historia y el motivo por el cual está en la iglesia al decirle, “No hay más que dos legados: el de las ilusiones y el de los desengaños, y ambos sólo se encuentran donde nos encontramos hace poco: en el templo. De seguro que te llevó allá o una gran ilusión o un gran desengaño” (173). Más delante de esta conversación se hace mención a que don Avito reza pero no sabe si en realidad cree o no. Tal vez reza para ver si a través de la acción de rezar llega a creer en Dios.

La duda que se tiene sobre la existencia de la religión se pone en tela de juicio porque no es algo que fácilmente puede comprobarse. Otro aspecto que se menciona dentro del tema de la religión es la desesperación que el individuo llega a sentir cuando ya no se cree en Dios. Esto se ve en el epilogo de Orfeo cuando Unamuno dice, “Porque su amo era para él como un dios. Y al sentirle ahora muerto sintió que se desmoronaba en su espíritu los fundamentos todos de su fe en la vida y en el mundo, y una inmensa desolación llenó su pecho” (297). Esto que se describe aquí es lo que llega a sentir el individuo en el momento que duda en la religión. Toda una vida creyendo en algo que realmente no existe destruye el alma de cualquiera. Para Unamuno pareciera que lo fortalece por el hecho que él decide ir por la vida buscando respuestas tal y como el mismo Unamuno lo dice en Mi religión al afirmar, “[…] mi religión es buscar la verdad en la vida y la vida en la verdad, aún a sabiendas de que no he de encontrar las mentiras vivas; mi religión es luchar incesante e incansablemente con el misterio.” (206). Después de haber analizado los cuestionamientos que se hacen dentro de la nivola de Unamuno, se puede ver una de las ideas de Schopenhauer cuando habla del tema del conocimiento de las cosas en su tesis doctoral On the Fourfold Roof of the Principle of Sufficient Reason, en donde afirma, “Touch, on the other hand, immediately supplies the data of knowledge of size, shape, hardness, softness, dryness, moisture, smoothness, temperature, and so on” (81). Se puede sugerir que una de las mayores causas por la cual Unamuno cuestiona este temas es por el hecho que no es algo palpable y no es algo que fácilmente puede ser comprobado. A través de la duda que se plantea en Niebla y la insistencia por parte de don Avito en rezar y rezar para ver si así se llega a creer, Unamuno sugiere que la religión también es una construcción social porque no se puede comprobar su existencia.

El tema de la eternidad se cuestiona con tenaz insistencia en varias ocasiones durante Niebla. Una de las primeras ocasiones en donde se teoriza sobre este tema es cuando Augusto está hablando con Orfeo y le cuenta sobre las cenizas de su padre al decirle, “Mira, Orfeo, mira la ceniza que dejó mi padre en aquel cenicero… Esta es la revelación de la eternidad, Orfeo, de la terrible eternidad” (141). Se sugiere que la existencia del individuo sólo existe en la mente y el corazón de los demás, la existencia del individuo no depende del individuo mismo, sino de la otra gente, ya que son ellos los que constantemente al no tener a sus seres queridos, los recuerdan. Esto hasta cierto punto, es una forma de ser eterno, ya que otros están constantemente recordando a los que no están, pero la problemática es que cuando los que recuerdan a sus seres queridos dejan de pensar en ellos. Ahora la eternidad de la persona recordada ya no existe porque no está siendo recordada por nadie.

Esta misma idea se vuelve a aludir en “Historia de Niebla” (1935). En donde Unamuno dice, “Pensé también continuar la biografía de mi Augusto Pérez, contar su vida en el otro mundo, en la otra vida. Pero el otro mundo y la otra vida están dentro de este mundo y de esta vida (Unamuno, Niebla 87). Aquí se vuelve a sugerir la misma idea que previamente mencionada, con esto se vuelve a reiterar la idea de que la eternidad sólo existe aquí en el mundo, y la eternidad depende de otras personas. Además esta idea se vuelve a reiterar cuando el doctor que atiende a Augusto después de su muerte le dice a Liduvina, “Uno mismo es quien menos sabe de su existencia […] No se existe sino para los demás […]” (292). Se vuelve a matizar la idea de que la eternidad es una construcción social y sólo existe porque el individuo al ver que sus seres queridos se mueren lo único que le queda es recordarlos haciéndolos eternos en su mente y en su corazón.

En otra ocasión donde se problematiza esta idea es cuando Augusto y Unamuno se ven y hablan sobre el tema de la existencia, Augusto le dice a Unamuno, “Bueno, pues no se incomode tanto si yo a mi vez dudo de la existencia de usted y no de la mía propia. Vamos a cuentas: ¿no ha sido usted el que no una, sino varias veces ha dicho que Don Quijote y Sancho son no ya tan reales, sino más reales que Cervantes?” (279). Tomando esto en cuenta se puede sugerir que Unamuno intenta obtener su eternidad a través de su nivola. Parece que se sugiere que personajes así como don Quijote y Sancho son personajes que aún siguen siendo leídos y se mantienen eternos gracias a los lectores que los han eternizado. Con una perspectiva un tanto similar el crítico Carlos Blanco Aguinaga sugiere que Unamuno se incorpora como personaje en Niebla con la finalidad de comprobar su existencia al decir, “[…] by making sure I am real and he fictional […] And it is precisely the creation of fictional characters that allows a man, an author, to affirm his real existence” (197-8). Las ideas de Blanco Aguinaga son un tanto paralelas a las que se proponen aquí, pero con una perspectiva un tanto diferente, porque en este análisis se propone que Unamuno al incorporarse en su nivola lo hace con la finalidad de permanecer eterno en el mundo. Intenta ser eterno a través de los lectores de su nivola, así como lo son los personajes de ficción y que incluso llegan a ser más reales que el mismo autor que los inventa.

Incluso muchas veces se conoce más de los personajes inventados por un autor que del mismo autor, tal y como Augusto le dice a Unamuno, “Y yo vuelvo a insinuarle a usted la idea de que es usted el que no existe fuera de mí y de los demás personajes a quienes usted cree haber inventado” (280). No se puede ignorar la insistencia en que un autor existe gracias a sus personajes y por medio de estos entes ficticios es que se le llega a conocer. Tomando lo previamente analizado, se sugiere que en Niebla se problematiza la eternidad ya que hasta cierto punto está ligada a la religión. El cuestionamiento de la existencia de la religión es evidente, y si la eternidad está ligada a la religión entonces también la eternidad se puede poner en tela de juicio. Incluso se puede sugerir que la eternidad es una invención del hombre con la finalidad de controlar los actos de los individuos dentro de una sociedad y antes de hacer algo la piense dos veces.

No cabe duda que el existencialista Miguel de Unamuno es una figura controversial dentro de la literatura española del siglo XX. Unamuno al presentar una gran cantidad de temas lo hace con la intención de inquietar la mente de sus lectores. El lector de novelas, poesía y ensayos unamunianos no puede escapar de sentir incertidumbre después de la lectura. Unamuno logra su propósito de que sus lectores mediten en las cosas fundamentales de la vida, en el momento que su lector cuestiona sus propias creencias, las cuales seguramente han sido fundadas desde muy temprana edad. Cabe aquí reiterar que Unamuno al abrir nuevas posibilidades en distintos temas como el existencialismo, la metaficción, la religión, y la muerte, no lo hace para dar soluciones a estos temas problemáticos. En su ensayo Mi religión Unamuno habla sobre esto al afirmar “[…] como el hombre es terco… acostumbra después que se le ha sermoneado cuatro horas a volver a las andadas, los preguntones, si leen esto, volverán a preguntarme: “Bueno; pero ¿qué soluciones traes?” Y yo, para concluir les diré que si quieren soluciones, acudan a la tienda de enfrente, porque en la mía no se vende semejante artículo” (210). Con esta afirmación por parte de Unamuno, al lector no le queda más que dos opciones: o se queda vagando por la vida con la incertidumbre que le ha creado la lectura unamuniana por el resto de su vida o va por la vida intentando indagar más sobre estos temas que resultan ser problemáticos y que difícilmente tienen solución.

 
 
Bibliografía

Alberich, José. “Unamuno y la duda sincera.” Revista de la Literatura 14.27 (1958): 210-225.

Berger, Peter L., and Thomas Luckmann. “The Social Construction of Reality.” New York: Doubleday, 1966.

Blanco Aguinaga, Carlos. “Unamuno’s Niebla: Existence and the Game of Fiction.” MLN 79.2 (1964): 188-205.

Evans, Jan E. “Unamuno and Kierkegaard: Clarifying the Relationship.” Revista Hispánica Moderna 56.2 (2003): 297-310.

Ferrater Mora, Jose. “On Miguel de Unamuno’s Idea of Reality.” Philosophical and Phenomenological Research 21.4 (1961): 514-20.

Kierkegaard, Søren. Los lirios del campo y las aves del cielo. Trans. Demetrio Gutiérrez Rivero. Madrid: Tecnos, 2007. Print.

Laing, Bertram M. “Schopenhauer and Individuality.” Mind, New Series 26.102 (1917): 171-87.

Marón-Arroyo, Ciriaco. “Niebla en la Evolución Temática de Unamuno.” MLN 81.2 (1966): 143-58.

Papert, Seymour. “Mindstorms.” Brighton: Harvester, 1980.

Piaget, Jean. “The Construction of Reality in the Child.” New York: Basic, 1954.

Ribas, Pedro. “Unamuno y Schopenhauer: El mundo onírico.” Anales de Literatura Española 12 (1996): 101-13.

Sánchez Barbudo, Antonio. “La formación del pensamiento de Unamuno: Una conversión “chateaubrianesca” a los veinte años.” Revista Hispánica Moderna 15.4 (1949): 99-106.

Schopenhauer, Arthur. “El mundo como voluntad y representación.” Trans. Maria Montserrat Armas Concepción, Joaquín Chamorro Mielke y Rafael José Díaz Fernández. Madrid: Akal, 2005.

—. “Essays and Aphorisms.” Trans. R.J. Hollingdale. London: Penguin, 1970.

—. “On the Fourfold Roof of the Principle of Sufficient Reason.” Trans. Karl Hillebrand. London: Nabu, 1907.

—. The World as Will and Idea. Trans. Richard Burdon Haldane and John Kemp. Vol. 3. London: Routledge & K. Paul, 1886. Print.

Unamuno de, Miguel. “La agonía del cristianismo, Mi religión y otros ensayos.” Nueva York: Las Americas, 1967.

—. “Niebla.” Ed. Mario J. Valdés. Madrid: Catedra, 2009.

Vygotski, Lev. “Mind in Society the Development of Higher Psychological Processes.” Ed. Michael Cole, Vera John-Steiner, and Sylvia Scribner. Cambridge, MA: Harvard UP, 1978.

 
 

'LA VIDA COMO CONSTRUCCIÓN SOCIAL EN “NIEBLA”' has 1 comment

  1. September 5, 2023 @ 1:59 pm Humberto

    Reseña muy importante, que descibe la vida y obra de Miguel de Unamuno. excelente


Would you like to share your thoughts?

Your email address will not be published.

Images are for demo purposes only and are properties of their respective owners.
Old Paper by ThunderThemes.net

Skip to toolbar