Resumen
En la novela La tribuna de Emilia Pardo Bazán, asistimos a la configuración de una modalidad narrativa que cosifica la realidad en la creencia de que volviéndola visible (observable) será factible de ser narrada. Este método de observación detallada por parte de un voyeur-narrador que controla y posee metafóricamente ese universo narrativo cosificado, sustantivado y adjetivado se traslada, a partir de la persona de un voyeur interno (Baltasar), al plano de los personajes.
En este trabajo me planteo demostrar cómo los postulados naturalistas de la observación y el estudio psicológico detallado –ver pensar- que la autora aplica a la obra, reflejan un modo de existencia característico de la sociedad burguesa del siglo XIX a la cual Erich Fromm ha definido como la sociedad del tener. Según el crítico, a partir de la revolución industrial la sociedad experimentaría la promesa de una gran ilusión sostenida bajo tres principios: producción ilimitada, libertad absoluta y felicidad accesible.
El narrador de La tribuna participa de esta concepción de la existencia bajo los parámetros del tener. Las consecuencias de este modo de existencia suponen entender la realidad en términos de una relación de propiedad; es posible observarla, verla, aprehenderla, captarla. La realidad se convierte en un retrato objetivizado y separado de la experiencia del sujeto narrativo. La realidad es abarcable porque es entendida como un gran objeto fijo y estable (como una fotografía). El narrador interpone entre él y su narración una densa pero delimitable sucesión de cosas (adjetivos, sustantivos, frases sustantivizadas, párrafos predicativos) o “una multitud de objetos feos que narran la historia de la pobreza” (La Tribuna 58) y que reflejan esta realidad fragmentada que, al distanciarse del sujeto, produce su alienación. La relación del narrador y lo narrado se convierte en una relación de propiedad donde el Ser (Amparo) se transforma en cosa y espectáculo público (“la tribuna del pueblo”). De esta manera, asistimos a un doble proceso de cosificación de la protagonista: el voyeur interno (Baltasar) la transforma en mujer-cigarrillo, mujer-juguete y mujer objeto, en tanto que el voyeur-narrador la transforma en la mujer-tribuna, en la mujer-púlpito, en un espectáculo corporizado y visible para todos. El personaje (Amparo) ‘guarecido’, ‘amparado’, ‘invisible’, problemático (en su dimensión psicológica) del inicio de la obra se transforma, conforme avanza la narración, en un objeto expuesto, desnudo moralmente, sin amparo ninguno que se vuelve el blanco de un voyeurismo colectivo: la Tribuna del pueblo.
El voyeur-narrador transforma a Amparo en un ser-objeto cuyos límites son palpables y su acción manipulable. El narrador usa a su personaje (lo cosifica) para demostrar la incapacidad del pueblo español de participar de la forma de gobierno republicana y una vez logrado este fin lo desecha. Inferimos que el personaje participará del mismo destino trágico que la primera república. Poco sabemos de su condición de madre, aunque al final de la novela acaba de parir, y de su aprendizaje en este bildungsroman frustrado. El personaje sirve para confirmar una tesis didáctica y luego de que ésta se escribe, se lo desecha.
'¿SER O TENER? UNA VERSIÓN DE CÓMO AMPARO SE CONVIRTIÓ EN LA TRIBUNA' has no comments
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