Meléndez-Badillo, Jorell. The Lettered Barriada: Workers, Archival Power, and the Politics of Knowledge in Puerto Rico
Mariel Acosta Matos
Graduate Center, CUNY
Latin American, Iberian, and Latino Cultures PhD Program
macostamatos@gradcenter.cuny.edu
En su más reciente libro The Lettered Barriada: Workers and the Politics of Knowledge (La barriada letrada: los obreros y las políticas del conocimiento), Jorell Meléndez-Badillo (University of Wisconsin-Madison) nos presenta una historia de la producción subalterna de conocimiento obrero en Puerto Rico, desde los primeros años de colonialismo estadounidense en el archipiélago, a finales de siglo XIX, hasta la primera mitad del siglo XX. Los protagonistas de la misma fueron un grupo de obreros que creó redes de aprendizaje, conocimiento y transmisión de información de manera autogestionada y a los márgenes de las elites ilustradas. Tomando como referente conceptual el indispensable libro La ciudad letrada de Ángel Rama, crítico literario uruguayo, “barriada letrada” alude tanto al espacio físico (barrios populares habitados por la clase obrera, sus callejones y edificaciones) como a los espacios discursivos dentro del mundo social obrero forjado a través de medios impresos (la producción literaria, periodística) así como los espacios de aprendizaje (escuelas obreras, ateneos, bibliotecas) que estos obreros (auto)gestionaban.
La intención de Meléndez-Badillo con esta obra es la de dar una nueva lectura e interpretación de la producción literaria obrera puertorriqueña, mediante su recopilación y análisis en conjunto y al situarla cronológicamente dentro de las luchas del movimiento obrero, para así hilvanar una historia del proceso de construcción de esta comunidad intelectual obrera. El libro se enfoca en los archivos, tanto físicos como los de ideas, creados por obreros afiliados a la Federación Libre de Trabajadores (FLT) y al Partido Socialista (PS), y en los discursos que estos producían y circulaban. Los documentos primarios analizados incluyen cartas, artículos, periódicos y libros publicados por obreros y obreras. De esta manera, este riguroso análisis de fuentes primarias representa una importante contribución que expande las perspectivas históricas críticas ante el tema en cuestión dentro de la historiografía puertorriqueña.
A pesar de no indicarlo explícitamente -además de posicionarla como una obra de historia obrera e historia puertorriqueña en general-, desde el punto de vista metodológico el autor emplea el análisis de discurso, de historia de literatura y producción literaria marginal, por lo que la producción periódica y literaria obrera, podría decirse, es su unidad de análisis principal. En este sentido, el libro adquiere un carácter multidisciplinario, aunque desde los ojos y a través de las herramientas de un historiador.
Escrito en inglés, The Lettered Barriada contiene una nota aclaratoria en la introducción que refleja la conciencia metapragmática del autor y la inevitabilidad del translingüismo en los estudios latinoamericanos: indica los términos se mantendrán en el español por la dificultad de encontrar equivalentes en inglés que expresen adecuadamente su complejidad. Ese es el caso de frases como “barriada” que, según el autor no puede expresarse adecuadamente con “slum”, “shanty town”, “poor working-class neighborhood” porque reproduce connotaciones negativas y excluye las interacciones y conversaciones que estos obreros desarrollaban en ese espacio. Las barriadas, dice Meléndez-Badillo, “are not merely physical spaces but also represent the social worlds its dwellers forged through print media, cultural products, and literary works” (20).
El libro esta dividido en una introducción, seis capítulos y un epílogo organizados temáticamente. Las secciones de cada capítulo, además de estar encabezadas por su nombre, cuentan cada una con un epígrafe tomado de Luz y vida, unos de los periódicos perfilados en el libro, dedicado a la literatura, cultura y estética (38). Luz y vida dio a los obreros ilustrados el espacio para publicar obras literarias, poemas, cuentos y biografías de figuras políticas radicales internacionales; en ella también se anunciaban funciones de cine, teatro y otras actividades culturales.
El primer capítulo, que metafóricamente se titula Words as bricks and pages as mortar. Building the lettered barriada, cimienta la base del libro al detallar la construcción de la barriada letrada por parte de los obreros ilustrados. Este proceso inicia mediante de la circulación de periódicos obreros de manera autogestionada y autofinanciada como Ensayo obrero, otro medio de prensa que sostuvo, promovió y legitimó ideológicamente a las organizaciones laborales que sus editores crearon posteriormente. A pesar de las dificultades financieras que a veces afectaban la impresión de revistas y periódicos, mediante la dominación de sus medios de producción de conocimiento los obreros ilustrados se idealizaban y proyectaban como poetas, escritores y amantes de producciones literarias, dramaturgos, científicos sociales, etc.; esto contribuía a la construcción identitaria discursiva del sujeto político “obrero ilustrado” y era un aspecto importante en la batalla por la producción de conocimiento.
El espacio y tiempo nocturno dedicado a la jornada de aprendizaje, ocio, organización y militancia fue vital en el proceso de construcción de ese sujeto político. Los obreros ilustrados buscaban su emancipación, a través de la educación y de actos estéticos que normalmente podía llevarse a cabo mediante el “robo de unas horas de la noche” (6, 48) para estudiar, participar en tertulias literarias, escribir, ir al teatro. De esta manera los obreros ilustrados “trastornaban la división de lo sensible” (Rancière 25) o la idea determinista, desde platonismo, que supone que existe una desconexión entre los obreros y la capacidad para el disfrute estético; en otras palabras, se trata del rompimiento de la lógica de que por ser obreros no saben disfrutar del arte ni pueden ser estetas. Los obreros ilustrados se convertían así en “obreros emancipados” (Rancière 2010). Este argumento clave y recurrente en el libro es el que otorga y reitera el posicionamiento de esta sección de la clase obrera puertorriqueña.
El capítulo dos se centra en las conexiones transnacionales que los obreros ilustrados consolidaron con obreros e intelectuales de otros países a través de cartas y del intercambio de periódicos. Como caso de estudio se presenta el intercambio epistolar entre Guillermo Delgado López, editor de Luz y vida, y Max Nettlau el reconocido historiador e intelectual anarquista de origen austríaco que viajó por varios países de América Latina y documentó movimientos anarquistas y obreros durante el primer cuarto del siglo XX. Este capítulo se adentra más en la afiliación de la FLT en la American Federation of Labor y en los recursos a los que la organización laboral obrera pudo acceder a través de la misma, incluyendo fondos, nuevas ideas y contactos y la participación en congresos obreros en los Estados Unidos. A través de la comunicación internacional, los obreros ilustrados se proyectaban a sí mismos como parte de redes intelectuales de obreros trans/internacionales.
Otra contribución significativa de The lettered barriada a la historiografía obrera latinoamericana se da a través del análisis crítico de las contradicciones internas dentro del movimiento obrero con relación a asuntos raciales y de género. Sin recurrir a interpretaciones anacrónicas, el autor resalta cómo los obreros ilustrados suscribían tendencias sociales de su contexto histórico a través de las cuales silenciaban las experiencias de las obreras, por su condición de mujeres, y de los obreros negros. Sin embargo, también desde las experiencias y voces de las obreras, el autor destaca sus reclamos por la inclusión en posiciones de liderazgo sindical, por la emancipación femenina del yugo del matrimonio, por el amor libre, entre otros similarmente radicales, algunos enmarcados dentro de la corriente anarquista. Es así como el texto críticamente sitúa las diferentes voces femeninas que surgieron en los márgenes de la barriada letrada, la cual a su vez se encontraba en los márgenes de la ciudad letrada. Las perspectivas de las mujeres se exploran más a fondo en el tercer capítulo con el análisis de los “contra-archivos” de las obreras ilustradas anónimas, enfocándose especialmente en Paca Escabí, una lavandera negra de Mayagüez, involucrada en sindicatos y autora de varios artículos publicados en medios obreros. También en Luisa Capetillo, anarquista feminista, activista transnacional, lectora de tabaquerías y promotora del amor libre. Capetillo fue autora de varios libros de tinte anarquistas y socialistas y editó de la revista La mujer, que se distribuyó internacionalmente. Por último, Juana Colón, mujer negra, hija y nieta de personas esclavizadas, curandera y planchadora de oficio y organizadora laboral. Colón era analfabeta, pero su legado ha sobrevivido en el imaginario de su localidad, Comerío, gracias a la tradición oral, por su militancia en varias organizaciones socialistas y su compromiso con la lucha obrera. Es aquí donde Meléndez-Badillo rescata las voces femeninas del movimiento o, mejor dicho, les abre espacio para que ellas mismas cuenten sus historias a través de sus archivos. Estas mujeres publicaron en periódicos y participaron en manifestaciones públicas y forjaron su archivo de ideas a pesar de la exclusión y silenciamiento por parte de quienes dominaban los medios de producción de conocimiento.
El capítulo 4 articula con más detalle la formación del Partido Socialista (PS) y cómo esta organización adquirió poder político y electoral a través de alianzas estratégicas con otras. También nos muestra la manera en la que el PS ayudó a consolidar la barriada letrada y cómo los obreros ilustrados llegaron a adentrarse en la esfera de la política partidista de la isla. La incursión en la política les concedió reconocimiento como políticos legítimos y respetables, mas no significó su reconocimiento como intelectuales, como se ilustra en el capítulo 5 con el caso de Rafael Alonso Torres, uno de obreros ilustrados más importantes. Alonso Torres fue autor de varios libros y uno de los creadores de Luz y vida. En 1933, tras su nombramiento como miembro de la junta directiva de la Universidad de Puerto Rico, se produjeron movilizaciones estudiantiles que desembocaron en protestas a nivel nacional.
El último capítulo se enfoca en los libros Luchas emancipadoras (1929) de Santiago Iglesias Pantín, Los ideales del siglo XX (1932) de José Ferrer y Ferrer y Cuarenta años de lucha proletaria (1939) de Rafael Alonso Torres, que fueron piezas clave en la consolidación del archivo de ideas de la barriada letrada. El capítulo termina retomando la perspectiva interseccional, al problematizar la ausencia o poca mención de mujeres, a pesar de éstas ya estar activas en los sindicatos y el movimiento obrero, y la continuación de discursos donde los asuntos raciales son inexistentes, excepto en el libro de Ferrer y Ferrer, quien era negro y esto no le era ajeno por su experiencia y posicionamiento.
Finalmente, el epílogo ofrece una descripción del legado de las tres figuras de Alonso Torres, Iglesias Pantín y Ferrer y Ferrer y el destino de la FLT y el PS, así como nuevas articulaciones del movimiento a partir de la llegada de otras organizaciones obreras internacionales como la Confederación General de Trabajadores (CGT). En años posteriores, tras la muerte de estos líderes y la mudanza de adeptos del PS al Partido Popular Democrático, los pilares de la barriada letrada se desmoronaron, pero no su influencia y legado político. Meléndez-Badillo finaliza con una pertinente reflexión sobre la manera en que el archivo ideacional creado por los obreros ilustrados todavía dicta las preguntas que los investigadores contemporáneos nos hacemos. Los obreros ilustrados de principio del siglo XX, quienes se autodenominaron voceros del movimiento obrero, influenciaron y se insertaron con éxito en la historia nacional.
The lettered barriada evoca el concepto de usable past, propuesto por Brooks (1918) a críticos literarios de su época y adoptado por historiadores radicales contemporáneos, críticos literarios e investigadores de la memoria. A través de la creación de un “pasado utilizable”,
Brooks propone recuperar narrativas y archivos para la construcción de referentes históricos que sirvan a los esfuerzos progresistas del presente y con proyección hacia el futuro (Olik 19). Dicho lo anterior, queda claro que los obreros ilustrados comprendían la importancia de insertarse en la historia al documentar sus experiencias a través de sus archivos y así trazar sus propias narrativas históricas con mirada prospectiva.
Ganador del Duke University Press Scholars of Color First Book Award en el 2021 y de la Mención Honorífica para el Frank Bonilla Book Award, presentada por la Asociación de Estudios Puertorriqueños (LASA), The lettered barriada es una importante contribución a los estudios latinoamericanos y caribeños, en especial a la historiografía, los estudios de movimientos obreros, la archivística, la educación popular, los estudios de voces subalternas y sus producciones literarias, entre otras disciplinas y enfoques afines, de manera que está dirigido a un amplio grupo de lectores e investigadores. Meléndez-Badillo sitúa su obra a partir de la nueva historia, la rama de estudios de historia obrera puertorriqueña que se originó en los años setenta para analizar este campo poco explorado hasta ese entonces. Al estar escrito en inglés, el libro también expande el alcance de este importante tema hacia los círculos angloparlantes, por lo que esperamos que esta importante contribución se traduzca próximamente al español.
Referencias
Brooks, Van Wyck. “On Creating a Usable Past.” The Dial, 1918, pp. 337–341.
Olik, Jeffrey K. “From Usable Pasts to the Return of the Repressed.” The Hedgehog Review, Vol. 9, No. 2, 2007.
Rama, Ángel. La ciudad letrada. Arca, 1998.
Rancière, Jacques. El espectador emancipado. Traducido por Ariel Dilon, Mantial, 2010. 6