Ana Pérez Cañamares
Ni este poema ni ningún otro
evitará el trayecto de la bala
hasta el corazón del hombre.
Los versos llegarán discretos a la escena
unos volverán la cara hacia el muerto
otros se enfrentarán al asesino.
Así, equidistantes a las dos partes,
dirán de qué lado partió la bala
de qué lado se derramó la sangre.
Y si este poema tiene agujeros
quien lo encontró deberá completarlo
con las palabras que resultaron heridas.