DREAMING IN CUBAN: GENEALOGÍAS FEMENINAS PARA LA RECONSTRUCCIÓN DE UNA NACIÓN

Ana Isabel Carballal
University of Nebraska-Omaha
 
 

Cristina García (1958) es una de las escritoras que más se ha sensibilizado con la situación de sus compatriotas cubanos en el exilio. Nacida en La Habana, toda su vida ha transcurrido en diferentes ciudades de los Estados Unidos y, como señala Álvarez- Borland, su novelística refleja las experiencias personales de la autora: “Dreaming in Cuban is significant because it treats the experience of exile from the perspective of an ethnic writer. Through the protagonist, Pilar, Cristina García dramatizes the anxieties felt by an ethnic writer about the issues of voice and identity” (Cuban- American Literature of Exile, 137). Dreaming in Cuban (1992) revisa las nociones de identidad, exilio y nacionalidad por medio de la perspectiva de las cuatro protagonistas: Celia y Felicia del Pino por una parte, y Lourdes y Pilar Fuente, por otra.

La novelaes la historia de tres generaciones de mujeres cuya personalidad y circunstancias componen el hilo conductor y la fuerza creadora de una nueva imagen nacional. El propósito de este ensayo es ver cómo, a partir de estas perspectivas, la autora trata de reconciliar la nación cubana con su pasado más reciente, creando nuevos conceptos de nación e identidad surgidos de la experiencia femenina. Se mostrará cómo la creación de estos nuevos conceptos tendrá lugar mediante el propio transcurrir de las generaciones y a la vez, a través de una serie de vínculos y relaciones entre las propias protagonistas que llevará a la novela a entrelazar distintas ideologías.

Dreaming in Cuban cuenta la historia de Celia que, después de que su esposo, el abogado español Gustavo Armas la abandonase en 1909, decide casarse con Jorge del Pino, un rico comerciante que mantenía excelentes intercambios comerciales con Estados Unidos y que pasaba su tiempo lejos de casa, en continuos viajes a este país. La ausencia del marido y las continuas tensiones entre Celia y su suegra hacen que la mujer, al quedarse embarazada, anhele con toda ilusión un hijo varón que llene el vacío de su esposo. Sin embargo, el nacimiento de una niña, Lourdes, y el rechazo de ésta por parte de Celia hace que resurjan los conflictos en la novela. Años después, en 1956, al casarse Lourdes con Rufino Puente, ambos deciden partir para el exilio. Primero en Miami y después en Nueva Jersey, Lourdes comenzará una nueva vida, decidirá abrir un negocio de panaderías y criará a su hija Pilar que, más tarde, volverá a Cuba en busca de sus orígenes.

La genealogía es una de las ideas centrales en la novela y contiene tres significados fundamentales. Primero, se debe partir de la noción de árbol genealógico. Este es un esquema en donde se recogen todos los antepasados y rasgos de cierto individuo y que facilita, como resultado, la formación de cualidades primordiales. Esta noción primigenia ha sido tratada dentro de la obra de García por muchos autores como Persis Karim o David T. Mitchell. Sin embargo, es José Pablo Villalobos en su estudio sobre la genealogía en la novelística mexicana el que nos da una idea clara:

A simple vista, la genealogía en sí es un concepto que no es difícil de comprender o asimilar: es el conjunto de antepasados de un individuo. De allí que el árbol genealógico sea la representación gráfica de la genealogía de un individuo cuyo tronco es un antepasado y las ramas sus descendientes. (1)

Segundo, hay que tener en cuenta que la genealogía también puede entenderse en relación a las distintas etapas que una institución o sistema atraviesa para alcanzar su formación definitiva. Este acercamiento tiene sus bases en la filosofía, y se formula mediante criterios divergentes como el de “historia”. Ésta se define por los eventos reales que tienen lugar durante una etapa en la vida o vidas de un grupo de individuos. Tercero, son importantes los conceptos de “orígenes” y “accidentes”. Por “orígenes” se entiende el primer grupo familiar de donde van a surgir todos los demás. “Accidentes” son las circunstancias, los cambios temporales que transforman la genealogía familiar y la vida de  los descendientes.

Al principio de Dreaming in Cuban, tenemos el árbol de la familia Pino: Celia está casada con Jorge y tiene tres hijos: Lourdes, Felicia y Javier. Lourdes está casada con Rufino Puente y es madre de Pilar. Felicia está casada primero con Hugo Villaverde y  tienen tres hijos: Luz, Milagros e Ivanito. Felicia se casará dos veces más. Finalmente, Javier está casado con Irina Novotny, una mujer originaria de Checoslovaquia. Ligados asimismo a la noción de árbol genealógico, la genealogía va a contener también otros dos significados principales: el origen y la historia. En cuanto a los orígenes, Nietzsche los define como el principio, la búsqueda de la esencia misma de las cosas. Mientras que la historia es una cadena incesante de acontecimientos que revelan el significado de las cosas y el objeto mismo de su genealogía. En su obra On the Genealogy of Morality, Nietzsche trata de la historia y los orígenes refiriéndose a la moralidad, e infundiéndolos en una edad en la que Dios ha muerto y el nihilismo ha hecho su aparición en Europa:

With a characteristic skepticism to which I confess only reluctantly –it hitherto people have celebrated as morality-, a skepticism which sprang up in my life so early, so unbidden, so unstoppably, and which was such a conflict with my surroundings, age, precedents and lineage that I would almost be justified in calling it my “a priory”, -my curiosity and my suspicion were bound to fix on the question of what origins our terms good and evil actually have. (5)

Al estar el origen de los valores en la doctrina cristiana, la preocupación de Nietzsche no sólo descubre el origen de la moral sino también pone en tela de juicio el valor de ésta.

Para Foucault (“Nietzsche, Genealogy, History”), la historia contradice la visión de Nietzsche. La genealogía es el concepto opuesto a los orígenes y no tiene nada que ver con la macro- historia (el estudio de los acontecimientos generales y transcendentales de un objeto en particular). La historia y, a su vez, la genealogía no son ciencias lineales sino que recogen la singularidad de los eventos, su búsqueda no de lo obvio y lo general sino de lo particular, la exploración de los accidentes particulares y no tanto de las reglas globales.

La genealogía, al contrario de la historia, requiere el conocimiento del detalle mínimo y rechaza indagaciones ideales de orígenes definidos. Sin embargo, la genealogía no puede utilizarse para conocer la esencia última de las cosas sino todos los detalles que las acompañaron desde su nacimiento y aquí es donde entra el papel de la historia.
La historia se usa por parte de la genealogía para rechazar el conocimiento de los orígenes. Según Foucault, existen dos términos básicos referentes al estudio de la genealogía. El primero se denomina “Herkunft” o descendiente. Con este término se explica cómo la meta de la genealogía es el estudio de los descendientes. Los descendientes, sin embargo, no se consideran el estudio del futuro de un pueblo sino la consideración de los accidentes:

We want historians to confirm our belief that the present rests upon profound intentions and immutable necessities. But the historical sense confirms our existence among countless lost events, without a landmark or a point of reference. (155)

La verdad o el ser no se basan en el conocimiento de sus raíces sino en el de sus accidentes exteriores. El segundo término es “Entstehung” que significa “emergencia”, el momento de aparición que no se refiere a un momento particular, sino a varios momentos o sistemas que dieron pie a esa aparición. La historia será la base esencial para comprender el uso de la genealogía en la obra.

En Dreaming in Cuban emerge una genealogía que, en principio, viene definida por la figura del hombre, primero con Jorge del Pino y más tarde con Rufino Puente o Hugo Villaverde. Sin embargo, la genealogía femenina se basa en una serie de circunstancias, detalles y accidentes, como los denomina Foucault en “Nietzsche, Genealogy, History”, que van a dar lugar a un cambio de poderes entre lo masculino y lo femenino. Celia abandona a su marido y se suma a la revolución. Lourdes abandona Cuba y a sus parientes y se convierte en la persona fuerte de la familia, llegando a controlar el negocio de la panadería. Pilar se va de Estados Unidos y regresa a Cuba para encontrar sus raíces, su verdadera filosofía personal y su razón de ser.

En un segundo caso, el concepto de genealogía también puede verse dentro del aspecto literario y artístico de la obra. En un libro editado por Lee Quinby bajo el título Genealogy and Literature, la razón fundamental por la cual la literatura es parte del análisis genealógico es la función del lenguaje literario para revelar, encubrir o borrar las huellas del tiempo dentro del cuerpo literario. En literatura, como en el resto de las artes y de las ciencias, la genealogía se basa en el estudio de detalles cuya investigación hace visible el ordenamiento del discurso y por lo tanto el mismo análisis literario. A través de la genealogía literaria, desaparecen los cánones, los textos, la clasificación pormenorizada de los distintos géneros y campos para reivindicar de nuevo un estudio completamente original desde la base de la literatura:

…genealogical investigation makes visible the ordering of discourses into the prose and poetry forms that constitute the field of literature. Genealogy seeks to demystify the pieties that continue to haunt literature by searching out the way the literary is delineated, how these texts are produced and distributed. (XI)

El estudio genealógico de la literatura pone de relieve los modos de resistencia que se observan en la misma y, a la vez, muestra cómo su sacralización apoya y justifica la existencia de jerarquías que toman el poder mediante la violencia. Para Quinby, la genealogía y la literatura son estudios que se relacionan muy estrechamente y cuya combinación de elementos puede llevar a un análisis más profundo en ambos campos. El principal objetivo de la genealogía en el campo de la literatura es la desacralización.

La desacralización, al igual que la genealogía, trabaja en pos de una desmitificación de la literatura, de una búsqueda de los orígenes y la realidad ideal. La desacralización une fuerzas con otras metodologías como la deconstrucción y la carnavalización; rechaza la exploración de un fin teleológico que encierre toda la verdad para concentrarse de nuevo en los accidentes. De este modo, la genealogía  provee a la literatura con un aparato crítico consolidado que va más allá de los límites del arte para sacar provecho de distintas aproximaciones y acercamientos. Aunque hay que tener en cuenta que estos beneficios también se pueden considerar recíprocos.

Este rasgo de las genealogía femeninas se observa en Dreaming in Cuban primero en el desarrollo fragmentado de la novela. La obra comienza en 1972 con Celia en el pueblo de Santa Teresa del Mar, mirando al horizonte, alerta, por si acaso tiene que dar noticia de alguna invasión, particularmente norteamericana.  De pronto nos encontramos en 1909, cuando Celia recuerda cómo conoció a Jorge y rememora su relación con Gustavo. A continuación, en la escena siguiente, nos trasladamos a los años setenta en Nueva Jersey, donde Lourdes y su hija Pilar conversan sobre las clases de pintura de Pilar y de la ayuda que la hija le puede prestar a su madre en la panadería.

Estos cambios repentinos de tono, lugar, tiempo y narrador muestran una gama de técnicas literarias empleadas por la autora, sobre todo la acronía y el flash-back, que crean una historia que no va a tener en cuenta tanto un ordenamiento cronológico como un empleo de tiempo y espacio que se acomode a una visión femenina. La novela se enfoca más en los sentimientos y las sensaciones de las protagonistas, en el impacto que causan los eventos que suceden a su alrededor (la rebeldía de Pilar y su rechazo de Estados Unidos por la oportunidad de regresar a Cuba), que en eventos históricos como la revolución, el exilio y a situación económica de Cuba y Estados Unidos. Se expresan más las emociones que el desarrollo y consecuencias de los acontecimientos en sí.

El uso de la genealogía va a llegar a su punto culminante, sin embargo, en la trasposición que se hace en la obra entre la genealogía patriarcal y la genealogía matriarcal. Luce Irigaray, Anne McClintock y Chandra Talpade Mohanty son tres de las críticas que se han dedicado en más profundidad al estudio y discusión de las genealogías femeninas dentro de la literatura. Para estas críticas es vital la recuperación de genealogías femeninas que permitan el traspaso de la tradición entre madres e hijas, al igual que sucede en los ámbitos masculinos entre padres e hijos. Esta reivindicación y la fundamentación de esta genealogía sólo pueden ser vistas, en algunos casos, como resultado del uso de procedimientos de resistencia, en donde la mujer reivindique de forma directa su posición dentro de la sociedad y dentro de formaciones políticas, sociales y económicas.

A este respecto, cada una de las protagonistas en Dreaming in Cuban utiliza métodos de resistencia para sobrevivir y dar razón de sus experiencias: así se entiende la entrega de Celia a los ideales de la revolución, la independencia de Lourdes y su decisión de buscar exilio en Estados Unidos y la iniciación de Felicia en la Santería,  rechazando, de esta forma, los valores de la revolución e incluso al propio Fidel Castro. Finalmente, Pilar también inicia su propia búsqueda de la verdad y de los orígenes volviendo a Cuba, lo que se puede considerar igualmente como un acto de resistencia contra la inercia y neutralidad de vivir en un país extraño.

Partiendo de estas tres tendencias genealógicas en la obra, se puede constatar que la principal es la indagación de los orígenes, los antepasados familiares, que se ha basado en los varones. Es el papel de las mujeres romper ese ciclo por medio de actos de resistencia que les devuelvan su independencia. En segundo lugar, una vez que se comienza esa búsqueda, las genealogías femeninas se van a configurar por medio de una serie de experiencias que marcan la vida de las mujeres en la novela y que van a influir en el legado de madres a hijas. Como lo expresa Mary Vásquez: “Affinities move back and forth through time, crossing and re-crossing decades and generations, joining even those characters who, like Celia and her daughter Lourdes, feel themselves to be in opposition” (26). Después de haber encontrado sus orígenes y su lugar en la sociedad, las mujeres comenzarán una exploración y transformación del ámbito de la reconstrucción nacional.

Asimismo, en la obra de McClintock, “The White Family of Man. Colonial Discourse and the Reinvention of Patriarchy” en el libro Imperial Leather, se analiza la función de la figura femenina dentro del contexto de la literatura y de las sociedades del pasado y actuales, con el fin de reivindicar un papel distinto para la mujer dentro de las mismas. Según McClintock, la regeneración y enfoque de la literatura y la historia en la autoridad blanca tiene como resultado la negación del hombre y la familia negros. De igual manera, el enfoque de la literatura y la historia en el patriarcado tiene como consecuencia la negación de la mujer y el matriarcado.

A lo largo de Dreaming in Cuban, Celia del Pino se presenta como la matriarca, antepasado único y raíz que va a afectar la vida de sus descendientes. Su vida es fuente de inspiración y, a la vez, su posición repercute en la vida de sus hijas. Nacida de una familia humilde, la propia madre de Celia rechazó a la niña al nacer:

Of my mother I remember next to nothing, only hard eyes that seemed to float like relics in her forehead, and her voice, so queer and feathery. When she put me on the daybreak train to Havana, I called to her from the window but she didn’t turn around. I watched her back in a striped blue dress round a corner. The train was delayed a quarter of an hour. On the way to Havana, I forgot her. (100)

La experiencia con su madre es transcendental en la historia ya que, desde muy temprano, Celia va a aprender a no depender de los adultos de la misma manera que va a dejar de depender de los hombres cuando llegue a adulta. Celia consagrará su vida a crear su propia identidad y se convertirá en revolucionaria con Castro. Pero hay una segunda experiencia que va a marcar de forma especial su genealogía y ésta es su matrimonio con Jorge. Al principio del relato, Celia cuenta cómo conoció a Jorge y a Gustavo cuando estaba trabajando en la tienda de fotografía. Sin embargo, ninguno de los dos hombres pudo tener un lugar en su vida. Así lo señala Vieira en su artículo sobre el matriarcado:

Before marrying Jorge del Pino, Celia worked in a department store in Havana…It is there that she met her lifetime love, Gustavo Sierra de Armas…Her torrid love affair leaves her desolate when Gustavo returns to his native Spain abandoning Celia. (231-32)

Es a partir de este momento, cuando Celia se da cuenta de nuevo de su soledad y decide casarse con Jorge: “‘Write to that fool’ Jorge insisted. ‘If he doesn’t answer, you will marry me’” (“Matriarchy and Mayhem…” 237)

En la obra de Mohanty, se explica cómo las mujeres de color que llegan a Estados Unidos se enfrentan con el hecho de adquirir una nueva denominación como afro-americanas. Sin embargo, es en este contexto en donde la genealogía obtiene su mayor significancia. Las genealogías feministas pueden considerarse, a varios niveles, más allá de las genealogías individuales: la práctica intelectual y feminista dentro de las universidades; la teorización de la experiencia; la conciencia, la identidad y el desarrollo de la figura de la mujer en la formación de esa genealogía feminista; y, por último, la importancia de la autorreflexión en la formación de dicha genealogía:

This is why “genealogies” aim to provide a comparative, relational and historically based conception of feminism, one that differs markedly from he liberal- pluralist understanding of feminism, an inheritance of the predominantly liberal roots of American feminist praxis.  (Mohanty, XVI)

En la obra de García, el matrimonio con Jorge es un fracaso. En principio, Celia vive con la madre y la hermana de su marido, que la desprecian hasta el punto de hacer separaciones entre ella  y Jorge. Esto se muestra, por ejemplo, en la comida. Tanto la madre como la hermana siempre tienen la comida preparada para Jorge y lo hacen de un modo muy especial, como a él le gusta. Al mismo tiempo, si Jorge no está en casa, ellas comen sin Celia y a ella le dejan nada: “Scraps to eat, worse than what they fed the dogs in the street” (40)

La situación llega a peor cuando Celia se queda embarazada. Ellas le echan en cara el hecho de que vaya a traer al mundo otra boca para alimentar y le arrebatan la ropa que no va a utilizar más por haber engordado. Celia se refugia en su embarazo y desea por todos los medios tener un hijo varón, un hijo que la saque de la tortura en la que está viviendo y que la lleve a España, a Granada, un hijo que le ofrezca la oportunidad de ver de nuevo a Gustavo. Es, entonces, cuando da a luz a Lourdes y la desilusión que se cierne sobre ella le hace rechazar a la niña. Aquí comienza la herencia de la genealogía femenina ya que Lourdes, al sufrir el rechazo a lo largo de su niñez y adolescencia, va a optar por independizarse e irse de Cuba.

Celia puede considerarse como el origen de la genealogía femenina ya que, a pesar de sufrir los desmanes de la sociedad por ser mujer, logra restablecerse y salir adelante con todos sus derechos. Este es el legado que pasará a la generación siguiente. Las dos figuras importantes de la segunda generación, Lourdes y Felicia se aferran asimismo a la resistencia y siguen el legado de su madre. Felicia del Pino es la segunda hija de Celia y, aunque su personaje parece no poseer mucha trascendencia en la obra, sobre todo en la formación de la nación, hay un elemento fundamental dentro de la nación cubana que ella representa especialmente: la práctica de la Santería.

El temperamento de Felicia, si bien refleja varios aspectos de la personalidad de la madre, supone un cambio en la concepción de la idea de nación. Felicia suma al comunismo y patriotismo de Celia las prácticas religiosas que ha conocido y absorbido a lo largo de su vida en la isla. Estas prácticas se presentan en diversos momentos en la novela, en los capítulos en donde se incorporan los ritos santeros y, principalmente, en el personaje de Celia como fomentador de los mismos. Así, en un momento dado, Felicia recuerda lo ocurrido cuando trajo una concha del mar para enseñársela a su madre:

Her mother hurriedly wrapped gold-rimmed goblets with newspaper and packed them into a scuffed leather suitcase, all the while listening to the warning on the radio. ‘I told you not to bring shells into this house,’ She reprimanded when Felicia help up her prize. ‘They bring bad luck’… (11)

Felicia simboliza además otro acto de resistencia en la novela cuando expresa su falta de entendimiento acerca de la razón por la cual su madre siente tanta adoración por el Líder. Cuando Celia envía a Felicia a uno de los campos de trabajo comunistas, la hija va pero sin el mismo entusiasmo de la madre:

Felicia learned her florid language on those nights. She would borrow freely from the poems she’d heard, stringing words together like laundry on a line, connecting ideas and descriptions she couldn’t have planned (110)

Felicia sabe como seguir el juego y lo hace, pero no llega a comprender la importancia que Fidel Castro ostenta para su madre: “In fact, Felicia can’t help feeling that there is something unnatural in her mother’s attraction to him, something sexual” (110). Para Felicia, la nación no se vincula a un líder sino que comprende todas las prácticas y tradiciones que en ella se formulan, entre otras, los ritos afrocubanos. Esta visión es distinta para su hermana Lourdes, como recoge Vieira. Lourdes se presenta como la antítesis de todo lo que cree su madre. Con un gran sentimiento de rechazo y aversión hacia Castro, harta de sufrir las tensiones entre su madre y la suegra, y tras tener una experiencia de violación y aborto con algunos soldados castristas, Lourdes emigra a los Estados Unidos. Su carácter cambia vigorosamente a lo largo de la obra. Al principio, muestra animadversión por todo lo cubano:

Lourdes considers herself lucky. Immigration has redefined her and she is grateful. Unlike her husband, she welcomes her adopted language, its possibilities for reinvention. Lourdes relishes winter most of all…Its layer protect her. She wants no part of Cuba, no part of its wretched carnival floats creaking with lies, no part of Cuba at all, which Lourdes claims never possessed her. (73)

La relación que Lourdes tiene con Cuba no es la de ciudadana/ país, sino la de disidente/partido. Lourdes relaciona Cuba con Fidel Castro y mantiene esa relación hasta el final cuando se va con su hija Pilar a ver a la abuela Celia. Este viaje sirve para que las dos comprueben la realidad en la que vive la isla y para que decidan volver a Estados Unidos y rescatar a Ivanito. Cuando Lourdes llega a Cuba comprueba que sus ideas sobre el socialismo eran ciertas e incluso que la realidad ha dejado atrás a la imaginación. Cuba pasa de ser el verdugo a convertirse en víctima en una crítica a su situación de decadencia, pobreza y hambre:

Last night, she was shocked to see how her nephew devoured his food at the tourist hotel in Boca Ciega…Ivanito told her that they didn’t get such good food at his boarding school, that it’s always chicken with rice or potatoes. (223)

La culminación de esta  nueva visión del espíritu nacional, sin embargo, se ve en Pilar. La hija de Lourdes tiene diecisiete años en 1978. Vive con una madre dominadora y con un padre que ha perdido todo su prestigio y ánimo para seguir adelante. Pilar había nacido once días después del comienzo de la revolución y había salido con sus padres de Cuba poco después. Siendo tan pequeña, no puede recordar mucho de su pasado sin embargo, ya desde el principio de la novela, se nos presenta en confrontación con su madre y con el deseo de volver a Cuba. La imagen que tiene ella de la isla es poco menos que idílica. Lo único que recuerda de realidad es el momento en que la arrebataron de los brazos de la abuela y del forcejeo que hubo entre todos los parientes para que Celia la dejase ir. Pilar es una verdadera hija del exilio y sufre las consecuencias de no vivir en Cuba, siendo el resultado más obvio la pérdida de la lengua. Celia lamenta que su español ya no sea cubano sino artificial y se queja de que nunca la viene a visitar:

Pilar, her first grandchild, writes to her from Brooklyn in a Spanish that is no longer hers. She speaks the hard-edged lexicon of bygone tourists itchy to throw dice on felt or asphalt. Pilar’s eyes, Celia fears, are not longer used to the compacted light of the tropics, where a morning hour can fill a month of days in the north, which receives only careless sheddings from the sun. (7)

Pilar representa por una parte lo nuevo, la nueva generación de cubanos que nacieron en Estados Unidos pero que todavía tienen ese sentimiento de solidaridad por la patria de origen, que buscan sus raíces e intentan integrarse en la sociedad a la que habían  pertenecido anteriormente. Sin embargo, también simboliza lo antiguo, el legado de su propia abuela. En este sentido, la novela, las genealogías e incluso el mismo espíritu de reedificación nacional se pueden observar en un plano espiral. Pilar, al igual que lo había hecho su madre, va a recoger el legado de su abuela y el de la propia Lourdes. De su abuela recoge su amor por Cuba, su patriotismo, la preservación de los orígenes y de la realidad cubana, lejos de todo lujo y experiencias extranjeras. De su madre recoge su amor, su apoyo a la libertad, al progreso, a una igualdad real que no se base en la miseria. Este es el culmen de la reconstrucción de la nación y su identidad.

En conclusión, se puede afirmar que Dreaming in Cuban plantea la reconstrucción de la identidad nacional a partir de las experiencias que diferentes grupos tienen de su  país e identidad. Según Álvarez- Borland, la novela es, en cierto sentido, una autobiografía de la propia autora y de su propia experiencia como cubana en los Estado Unidos. Cristina García, como el personaje de Pilar, es una muchacha que nació en Cuba pero creció en Nueva York. Hija de exiliados, se caracteriza por su curiosidad hacia la tierra de sus antepasados y es, a su vez, escéptica de la cultura y las costumbres. A lo largo de la novela, García examina tres dimensiones del exilio cubano: la historia de aquellos que se quedaron, la historia de los que se fueron y la historia de los hijos del exilio en donde se hallan la autora misma y el personaje de Pilar (Álvarez- Borland, 46).

La representación de estas tres dimensiones se hace por medio de una genealogía y las tres generaciones que la describen. La primera generación de Celia del Pino contiene el origen de la familia y todas aquellas divergencias y accidentes que su generación va a sufrir: violaciones, rechazos y embarazos que van a dar lugar a una raza que se puede seguir considerando maldita. Por medio de los ojos de Celia, Cuba es un país de injusticias que necesita una revolución para cambiar los sistemas económicos y sociales. De ahí su adoración por el Líder.

La segunda generación de Lourdes y Felicia busca en la reconstrucción nacional algo más que una inmersión política en el comunismo. Ninguna de ellas comprende la ideología castrista y las dos rechazan la importancia que se le da dentro de su familia. Para ellas, Cuba es mucho más que Castro y engloba todas aquellas prácticas que forman la cultura cubana como la religión, el arte y la libertad de expresión. Finalmente, será la tercera generación, con Pilar a la cabeza, la que llegue a una reconciliación con las distintas posturas. Esta generación llegará a reconocer lo más critico de la sociedad cubana: una situación de represión y pobreza en un país caracterizado por su música, su baile y su independencia.

 
 
Bibliografía
 

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