DIONISIO CAÑAS Y CARLOS GONZÁLEZ TARDÓN. ¿PUEDE UN COMPUTADOR ESCRIBIR UN POEMA DE AMOR? TECNORROMANTICISMO Y POESÍA ELECTRÓNICA. MADRID: DEVENIR, 2010, 262 PÁGINAS.

Marithelma Costa
Graduate Center, CUNY
 
 

En la fascinante colección de ensayos ¿Puede un computador escribir un poema de amor? Tecnorromanticismo y poesía electrónica se exploran las relaciones que existen entre la poesía, esa constante proteica en la historia humana que comprende desde la extensa narración épica con más de cuarenta siglos hasta los más recientes haikús, y las nuevas tecnologías. Y aunque estas tecnologías no son tan nuevas, pues arrancan en los años cincuenta y sesenta, apenas se hallan en su fase embrionaria y detentan como sema definitorio la proyección hacia el futuro. En esta confluencia pasado/futuro, poesía analógica/poesía digital, se ubican Dionisio Cañas y Carlos González Tardón, a fin de estudiar las posibilidades que ofrece la tecnología para la producción y diseminación del fenómeno poético.

El libro, escrito al alimón entre el poeta y experimentador Cañas –quien durante más de una década fue profesor de poesía del Graduate Center–, el joven experto en videojuegos, González Tardón, y Pablo Gervás, profesor del Departamento de Ingeniería de Software e Inteligencia Artificial de la Universidad Complutense, consta de diez capítulos donde se exploran conceptos como poesía digital, electrónica y media poetry; el impulso romántico y qué constituye un poema de amor; el binomio tecnofilia/tecnofobia; los robots, y la escritura automática, cuya evolución de poesía automática natural a poesía artificial se rastrea desde un texto del poeta áureo Francisco de Aldana hasta la obra de Raymond Quenau, François Le Lionnais y el grupo Oulipo. Asimismo, en ¿Puede un computador escribir un poema de amor? se presentan varios poemas generados por un computador y los videojuegos como poesía emergente.

A fin de aclarar el concepto de qué constituye la poesía digital, existen cuatro reconocidas tendencias de la poesía analógica o tradicional que influyen en ella. La primera es la poesía concreta o visual; la segunda, la poesía sonora; la tercera, la poesía basada en imágenes –como la de algunos autores surrealistas–; y la cuarta, el género del haikú. Cada una de estas categorías poéticas es analizada por los autores.

En el capítulo 7 se presentan y comentan diez poemas emocionales generados por un computador. El séptimo resulta sumamente intrigante:

A ti unidos sin saber

el destino se encaprichó

en más de ti no me dejes

de vueltas miedos y temores (p. 195).

¿Puede un computador escribir un poema de amor? constituye sobre todo un reto. Su lectura atenta va desmontando las viejas seguridades donde nos ubicamos, y abriéndonos ventanas a posibilidades hasta ahora impensadas. Una de esas ventanas es la fascinante relación entre los videojuegos y la poesía. En efecto, en el capítulo 8 González Tardón explora el uso de los videojuegos tanto como soporte de la poesía como para producir textos digitales. Nos explica que en el 2005 el Game Design Challenge lanzó una convocatoria en que retaba a sus miembros a crear videojuegos sobre la poesía de Emily Dickinson. La propuesta es muy atractiva, pues mientras existe una tendencia de la poesía analógica a decrecer en el número de lectores, los videojuegos ya son utilizados por un 68% de la población estadounidense y un 30% de la española. Me centro en dos textos que me llamaron la atención. El primero, de la colección Game Poets Society, es de Jonathan H. Cooper y se titula “Atary Dreams”.

Esquiva las diabólicas masas

que bajan del cielo.

Acribilla las oleadas de invasores.

Abáteles a través de las ciudades

que intentaste salvar, y que ahora

han sido sacrificadas ante el ataque extranjero.

Frente a la carne alienígena y monocroma

deja las preguntas para los muertos.

Con su danza sincronizada

enmarcan malvadas intenciones.

El infierno llega del espacio, tu I
N
V
A
S
O
R
Toma el control de nuevo. (p. 205)

Otro ejemplo es el de la reconocida poeta uruguaya Cristina Peri Rossi, quien utiliza los videojuegos en su libro Play Station, volumen que ganó en el 2008 el premio de la Fundación Loewe. Reproduzco un fragmento de “Convalecencia”, donde describe su relación con la consola, la literatura y el mundo, tras un accidente que la tuvo inmovilizada por mucho tiempo:

Me pasé tres meses en la cama

con la pierna derecha en alto

jugando con la Playstation

–me había atropellado un auto–

cuando dejaba de jugar con la Playstation

y buscaba un libro para leer

todos eran tristes

contaban cosas horribles

de los seres humanos

–no necesariamente guerras y torturas,

sino matrimonios, hijos, divorcios, infidelidades–

de modo que volvía a la Playstation.

La literatura es un residuo,

un excremento de la vida. (pp. 205-206)

El último capítulo del libro se le dedica a los encuentros más recientes de la poesía digital: el Festival Internacional de Poesía “E-Poetry” de la Universidad de París VIII en el 2007, y el Congreso E-Poetry llevado a cabo en Barcelona el año pasado.

¿Puede un computador escribir un poema de amor? cierra con una extensa bibliografía que incluye libros, artículos, programas informáticos, películas y cortometrajes y, claro está, videojuegos. Concluyo esta nota animando al lector a explorar este innovador trabajo de Dionisio Cañas y Carlos González Tardón, cuyo acercamiento claro y asequible al complejo tema nos ayuda a mirar la poesía desde una nueva y desafiante perspectiva.
 
 

'DIONISIO CAÑAS Y CARLOS GONZÁLEZ TARDÓN. ¿PUEDE UN COMPUTADOR ESCRIBIR UN POEMA DE AMOR? TECNORROMANTICISMO Y POESÍA ELECTRÓNICA. MADRID: DEVENIR, 2010, 262 PÁGINAS.' has no comments

Be the first to comment this post!

Would you like to share your thoughts?

Your email address will not be published.

Images are for demo purposes only and are properties of their respective owners.
Old Paper by ThunderThemes.net

Skip to toolbar