Sofía Fernández González
Resumen
En noviembre de 2002, el naufragio del barco petrolero Prestige desencadenó un desastre ecológico en las costas gallegas, liberando más de sesenta mil toneladas de crudo. Este estudio examina el impacto de la tragedia en la sociedad gallega a través de la petropoética y respuestas artísticas. En él, se analizan las producciones literarias recogidas en las antologías de la Asociación de Escritores en Lingua Galega y Avilés de Taramancos, así como los trabajos visuales contenidos en Nunca Máis: A voz da cidadanía (Difusora Editora, 2003) y No país do Nunca Máis: reportaxe (2003, Galaxia). De esta forma se estudia el legado artístico y cultural, destacando la conexión entre ciudadanía, respuesta colectiva y producción artística. Además, se discute la falta de involucramiento institucional y los esfuerzos civiles desde una perspectiva de la Galicia como colonia dentro del estado español. Este análisis rescata el legado artístico del Prestige como una forma de contestación y descontento ciudadano como motor social.
Palabras clave: Prestige; Petropoética; Petróleo; Galicia.
Abstract
In November 2002, the sinking of the oil tanker “Prestige” triggered an ecological disaster on the Galician coast, releasing over sixty thousand tons of crude oil. This study examines the impact of the tragedy on Galician society through petropoetics and artistic responses. It analyzes literary productions collected in the anthologies of the Association of Writers in the Galician Language and Avilés de Taramacos, as well as visual works contained in “Nunca Máis: A voz da cidadanía” (Difusora Editora, 2003) and “No país do Nunca Máis: reportaxe” (2003, Galaxia). Thus, the artistic and cultural legacy is studied, highlighting the connection between citizenship, collective response, and artistic production around the catastrophe. Additionally, the lack of institutional involvement and civil efforts are discussed from a perspective of Galicia as a colony within the Spanish state, proposing citizen discontent as a key social driver. This analysis highlights the artistic legacy of Prestige as a means of protest and civic discontent as a social driver.
Keywords: Prestige; Petropoetics; Oil; Galicia.
- Introducción
El 13 de noviembre de 2002 las autoridades estatales españolas fueron alertadas sobre una brecha en el casco del buque petrolero Prestige, procedente de Grecia y cargado con más de sesenta toneladas de petróleo. El barco, de doscientos cuarenta y tres metros de eslora, se encontraba a cincuenta y dos kilómetros de las costas gallegas. Durante más de dos días, la brigada autónoma de agentes marítimos trató de alejarlo de la costa con tal de minimizar el impacto. Sin embargo, estos intentos fueron en vano y el buque terminó por partirse en dos y hundirse el dieciséis de noviembre de esea mismo año, derramando más de sesenta mil toneladas de crudo al mar. En pocos días, el petróleo se extendió por la costa de la península ibérica, desde Portugal hasta Francia, siendo Galicia la zona más afectada. Este evento, que tiñó las costas gallegas de un negro azabache, es considerado no sólo el desastre medioambiental más grave de España, sino también de Europa (Rei Martiz 10).
Ante este desastre, el gobierno liderado por José María Aznar y el Partido Popular del estado español diseñó el llamado “Plan Galicia”, con una inversión de más de doce mil millones de euros, dividida en diferentes secciones del sector ambiental. El objetivo era no sólo limpiar la costa del crudo, sino también regenerar el paisaje, revitalizar la economía y restaurar el medio ambiente. Sin embargo, este plan no se completó y la inacción gubernamental inicial y así como la lenta respuesta respecto a la catástrofe reflejaron la marginalización de Galicia dentro del estado español. Este estudio examina el impacto de la tragedia del Prestige en la sociedad gallega a través de la petroliteratura, la reescritura de textos canónicos de la literatura gallega y las manifestaciones artísticas visuales derivadas de esta tragedia, en particular aquellas producidas por la ciudadanía en manifestaciones. Se propondrá que la petropoética gallega y las manifestaciones artísticas visuales surgidas a raíz del Prestige utilizan su materialidad —es decir, el petróleo, el barco roto, el derrame— como una metáfora para expresar y denunciar aspectos más profundos del desastre, como la negligencia humana, la devastación ambiental y la marginalización política de Galicia. Particularmente, en este trabajo se analizarán las producciones literarias del periodo inmediatamente posterior al derrame, a través de las colecciones de poemas publicadas por la Asociación de Escritores en Lingua Galega y Avilés de Taramancos, de autores como Margarida Ledo Andión, Alfonso Armada o Xoán Abeleira, entre otros. En segundo lugar, se argumentará que la reescritura obras de escritores célebres de la literatura gallega, como Rosalía de Castro o Celso Emilio Ferreiro —donde se ensalza a Galicia y se denuncia su supeditación al poder centralista del estado español—, sirven como marco de referencias fundamental para entender el origen de la denuncia. Por último, se planteará que la principal forma de denuncia y resistencia frente a la inacción del estado fueron las manifestaciones culturales colectivas, tales como las protestas artísticas y exposiciones comunitarias. Para esto, se analizarán tanto los trabajos visuales recogidos en Nunca Máis: A voz da cidadanía (Difusora Editora, 2003), por su carácter político pero además como un llamado a la actuación de la ciudadanía. Además, se observará el legado artístico que dejó la tragedia por medio de la exhibición retrospectiva Unha Gran Burla Negra, realizada en el Museo Nacional de Arte Reina Sofía (2023), por ser esta una oda a la memoria y recopilación de momentos que a lo largo de veinte años se relacionaron con el desastre. Esto permitirá entender cómo, en el caso del Prestige, los agentes culturales y ciudadanos se unieron en la producción artística como respuesta a la catástrofe. Grupos ciudadanos y artistas, se unieron en una voz única que reflejaba la indignación y el descontento generalizado, creando un movimiento cultural contra la negligencia gubernamental.
Además, se analizará la manera en que estas producciones culturales fueron la respuesta de la ciudadanía a la inoperancia política ante la tragedia, mostrando el descontento y configurándose esta misma ciudadanía como el verdadero agente de subsanación del Prestige. El hilo conductor de la propuesta será la falta de involucramiento institucional desde una perspectiva de la Galicia colonial y el paradigma usado será la concepción de Galicia como una “stateless nation“ dentro de la península ibérica, para analizar la repercusión que la falta de recursos y apoyos produjo alrededor de la catástrofe.
- “Unos Hilillos de Plastilina”: marco teórico del Prestige
El desastre del Prestige encapsula una narrativa compleja con relación a la globalización económica y sus impactos ambientales. El petróleo procedía de Grecia, ondeaba una bandera de Bahamas, y pertenecía a la compañía Mare Shipping de origen liberiano. Además, la carga del buque, estimada entre sesenta mil toneladas de crudo, era propiedad de la empresa rusa con sede suiza Crown Resources (Trevathan 36). Trevathan destaca cómo este evento se erigió como un ejemplo paradigmático del capitalismo contemporáneo, cuyo riesgo reside en su carácter deslocalizado, “procedente de ninguna parte y afectando a cualquier lugar” (36, traducción propia). Esta compleja red de deslocalización refleja la imposibilidad de nombrar el origen de la tragedia e identificar a los responsables directos.
Esta desconexión y falta de responsabilidad se extendió a la esfera política, transformando el naufragio del Prestige en una crisis política sin precedentes en Galicia y España (Otero y Lois 257). La inacción del gobierno se caracterizó por un silencio institucional así como una falta de efectivos que estuviesen a pie de costa limpiando el crudo, a lo cual la población respondió en masa organizándose de manera independiente. Por otra parte, el petróleo se configura en la sociedad contemporánea como un bien necesario para el desarrollo humano, lo cual David Orr describe como: “el petróleo ha minado a la inteligencia humana (…), requiere una tecnología la cual somos lo suficientemente inteligentes para construir, pero no lo suficientemente inteligentes para usar de manera segura” (Orr en LeMenager 23). La peligrosidad a la que se enfrenta una sociedad dependiente del petróleo para generar energía tiene como contraparte la incapacidad para subsanar una emergencia. Orr subraya la paradoja de la tecnología moderna: nuestra capacidad para crear tecnologías avanzadas, como los buques petroleros, supera nuestra capacidad para gestionarlas de manera segura y responsable, lo cual fue evidente en la respuesta del gobierno a la hora de manejar la resolución del desastre.
La inacción y la respuesta fragmentada del gobierno también pueden entenderse a través de la noción de violencia lenta propuesta por Rob Nixon en Slow Violence and the Environmentalism of the Poor (2011). Nixon argumenta que esta violencia ocurre de manera paulatina y su impacto se acumula a lo largo del tiempo, en contraste con la violencia inmediata y visible. En Galicia, una nación sin estado dentro de la península ibérica, esta violencia se institucionaliza mediante políticas de inacción, en las cuales el poder ejercido a través de la no–acción constituye un desamparo a la ciudadanía. Como señala Miguélez–Carballeira, la historia política de Galicia puede entenderse como un caso de fracaso nacionalista, cuya memoria histórica y activación ciudadana se caracterizan por sentimientos asentados en la fatiga y la apatía (210).
La respuesta al desastre también se puede enmarcar dentro de las dinámicas neocoloniales que históricamente han afectado a Galicia dentro del estado español. Por ejemplo, durante la posguerra, la comunidad sufrió una vigilancia física perversa y duradera (Cabana 73), persistiendo hasta la contemporaneidad, hecho que potenció la cualidad periférica y subyugada del territorio dentro del estado. Además, Miguélez–Carballeira y Pesado señalan que el trauma derivado de esta condición subalterna dentro de España puede ser la base para entender la producción cultural gallega, normalmente asociada al “ruralismo” como un síntoma de sufrimiento colectivo (10). La relación entre Galicia y la ruralidad se establece a través de puentes identitarios y económicos. Por un lado, existe un vínculo cultural que define la “esencia” gallega como algo ligado a su entorno rural (Piñeiro 20). Por otro lado, la economía está marcada por prácticas extractivistas como la explotación de montes, ríos y mar, potenciadas por el estado español dentro del marco del capitalismo de finales del siglo XX y principios del XXI.
Jason Moore, en Capitalism in the Web of Life: Ecology and the Accumulation of Capital (2015), proporciona un marco teórico adicional para entender esta dinámica, argumentando que las dinámicas ecológicas y las relaciones capitalistas se co–constituyen mutuamente (166). Moore propone que la naturaleza no es simplemente un telón de fondo para la actividad humana, sino un agente activo dentro del capitalismo, capaz de moldear y limitar las estructuras estatales y económicas (168). Si se concibe entonces a la naturaleza–en–el–capitalismo (Moore 170), el desastre del Prestige se configura como un hiato en la producción económica española, especialmente en la pesca y comercio portuario internacional. Esta perspectiva implica que la naturaleza y las dinámicas económicas se influyen mutuamente. Desde esta visión, el desastre del Prestige se configura como una interrupción en la producción económica, afectando particularmente la pesca y el comercio portuario internacional para con España. La inacción del gobierno español se debió por un lado a la falta de preocupación por el medio ambiente, así como a una preocupación por la pérdida de producción de capital. En este sentido, esta inacción puede interpretarse como una estrategia para minimizar costos inmediatos relacionados con la mitigación del desastre, priorizando así la conservación del capital. El gobierno estaba más preocupado por el impacto económico que por la protección del territorio afectado.
La minimización de la gravedad del desastre se plasmó en la actuación del gobierno frente a la tragedia. Esto se evidencia en las palabras de Mariano Rajoy, portavoz del gobierno del partido popular en ese momento —y posteriormente presidente de España—, quien describió los borbotones de fuel que emanaban del petrolero como “unos hilillos de plastilina negros” (Nieto 185) y a las manchas de crudo como “galletas de chapapote” (ibid.). A este respecto, la referencia a la plastilina sugiere que los borbotones de petróleo eran pequeños y manejables, comparándolos con algo inofensivo, lo cual descontextualiza el impacto ambiental real que produjo el hundimiento. Las palabras fueron acogidas por la ciudadanía como una burla a lo que realmente estaba sucediendo en las costas gallegas. Con lo que respecta a partidos pertenecientes a la oposición, éstos consideraron la omisiva como una “tomadura de pelo” (Rei 20) por parte del gobierno central.
De acuerdo con Mira García, un aspecto clave de la gestión ambiental de esta crisis fue la relacionada con la escasa o nula credibilidad dada a los medios de comunicación y al propio gobierno (García 31) por parte de la ciudadanía. Autores como Nick Srnicek y Alex Williams han argumentado que la confianza es indispensable para la gestión efectiva en las comunidades más afectadas por el desastre (50). Sin embargo, esta credibilidad es dinámica, y oscila en su magnitud dependiendo de la fiabilidad que la ciudadanía les otorgue a los medios. En el caso del pueblo gallego, el crédito fue debilitándose poco a poco, resultando en la organización de la población en brigadas independientes del gobierno para limpiar las costas, con material rudimentario y escasos recursos. Además de una movilización ciudadana para la limpieza y restauración de la costa gallega, emanó desde la ciudadanía una producción cultural, en forma de (petro)poética, arte visual y cartelería. Estas producciones surgieron como un llamado a la acción por parte del gobierno, así como una forma de denuncia de la subalternidad gallega respecto al estado.
- A memoria do Prestige: petropoética
Amitav Ghosh acuña el término “petroficción” en su obra Petrofiction: The Oil Enconter and the Novel (2002), donde analiza la novela Cities of Salt (1984) del escritor jordano Abdul Rahman. Gosh, utiliza este término para referirse a aquellas ficciones en las que el petróleo tiene un papel protagonista. Ghosh argumenta que el petróleo, a pesar de su importancia a nivel global, tiene una representación escasa en la literatura. Según el autor, esta ausencia es más notable en países que han sido históricamente extractivistas y no en aquellos que han sido históricamente saqueados por sus recursos. Un ejemplo de literatura referida al saqueo de bienes como el petróleo es la petroficción mexicana, la cual cuenta con obras de teatro como: Oro Negro (Francisco Monterde, 1927), y las novelas Panchito Chapapote (Javier Icaza, 1930), Huasteca (Gregorio López y Fuentes, 1930), Brecha en la Roca (Hector Raúl Almaza, 1957), entre otras. En el caso gallego, la plataforma Unha Gran Burla Negra recopiló, además, lenguaje relacionado con la catástrofe, creando un archivo vivo y un glosario de términos. Palabras como “chapapote” o “ghalipote”, fueron asociadas a la catástrofe del Prestige, creando un imaginario semántico propio al desastre que encapsula la magnitud y el impacto del evento. Esta recopilación no solamente documenta el lenguaje emergente de la catástrofe, sino que también subraya la manera en que el desastre ha influido en la cultura y la memoria colectiva de Galicia.
En el caso particular de Galicia, a diferencia de la mayoría de los países del sur global como Venezuela, no existen reservas de petróleo, por lo cual éste no ha sido configurado como un bien material extraíble. Por tanto, la petroliteratura producida en Galicia surge a raíz de la catástrofe del Prestige y no a través de la extracción de este producto. En concreto, la petroliteratura gallega se manifiesta principalmente en la poesía petrolera o petropoética. Esto se evidencia en las antologías poéticas Alma de Beiramar (AELG 2003) y Negra Sombra: Intervención poética contra a marea negra (Avilés de Taramancos 2003), en las que se recogen voces célebres de la literatura gallega aunadas para problematizar tanto la catástrofe como la falta de respuesta efectiva por parte de las instituciones. En ambas colecciones, los poetas comparten visiones, creando una voz colectiva con el fin de atravesar las grietas que esta generó en la naturaleza y población gallega. Estas antologías reúnen voces poéticas representativas de la escena literaria gallega con la premisa de crear un lenguaje que encapsule el dolor, la inconformidad y el miedo ante la catástrofe. La petropoética gallega, por lo tanto, conforma un imaginario poético en torno al crudo, asociado no a la riqueza —ya sea extraída o poseída— sino a la pobreza ecológica y económica. El derrame asoló las costas gallegas, destruyendo el ecosistema y tiñéndolo todo de negro, además de ocasionar pérdidas económicas significativas. La petropoética gallega permitió que emanase una voz particular que no sólo materializó los hechos del desastre del Prestige, sino que también se concretó a través de figuras poéticas y metáforas. En particular, los poemas de las antologías usan la marea y negrura del petróleo para crear imágenes que dan forma a la literatura de la catástrofe. No es solo el petróleo, sino el mar, moviéndose en las costas con el petróleo, lo que cobra relevancia en estas obras. Esto se observa en Opio Galego, poema del escritor Alfonso Armada: “Unha marea negra/ é unha cartografía do mal” (gallego, Una marea negra/ es una cartografía del mal) (Avilés de Taramacos 37). La ‘marea negra’ se refiere directamente al derrame de petróleo que tiñó de negro las aguas y costas gallegas, evocando imágenes de devastación ambiental y contaminación. En esta imagen, el petróleo en sí no representa la precariedad de la situación, sino el mar teñido de negro por el derrame. Estas líneas también permiten que el lector reflexione sobre la transformación del mar de un recipiente de vida a uno de muerte; la inmensidad del mar se convierte en una inmensidad de maldad e incompetencia. Además, la expresión “cartografía del mal” sugiere un mapa del daño y la destrucción. Aquí, la marea negra no es solo un fenómeno físico, sino un trazado que muestra la extensión y el alcance del mal causado por el derrame de petróleo.
Del mismo modo, Xoan Abeleira en su poema A balea morta escribe: “Naufraga o grande espectro/ sen afundirse nunca” (gallego, “naufraga el gran espectro/ sin hundirse nunca”) (Avilés de Taramancos 112). En este poema, el “grande espectro” se refiere al buque petrolero Prestige, que debido a su naufragio, continúa siendo una presencia constante y una continua amenaza sobre el mar y la costa gallega. Asimismo, la línea ‘sen afundirse nunca’ sugiere que el impacto del desastre no desaparece y las consecuencias de su derrame permanecen, flotando en el océano y en la memoria colectiva. Estas líneas encapsulan la idea de una tragedia continua y omnipresente, que persiste más allá del evento físico del naufragio, reflejando tanto el daño ambiental como el impacto emocional en Galicia. La permanencia que se observa en ambos poemas permite al lector hacerse una idea del carácter del desastre (marea negra en Armada, sen afundirse nunca en Abeleira); en lugar de concebir el hundimiento del petrolero como un hecho aislado, se muestra como un proceso prolongado y devastador. El Prestige vagó durante días por las costas gallegas, y su derrame continuó llegando a las costas durante meses, lo cual llevó a la simbología totalizante de ese gran derrame que nunca dejaba de propagarse. En ambos poemas la condición material del crudo se convierte en el elemento poetizable, asociándolo con lo absoluto, desconocido y dañino a través de su derrame, y con lo perenne e inagotable a través de su expansión por el litoral. Así, no es tanto el petróleo como material que se vuelve maligno, sino su derrame en las costas y el silencio institucional. Tanto el silencio como el derrame atribuyen un significado literario al crudo, destacando tanto su capacidad de contaminar como el carácter perenne de su existencia en las costas. Por lo tanto, no es petróleo lo que se convierte en un símbolo, sino su derrame incesante, cuyo simbolismo encapsula la capacidad de ennegrecer la costa, representar el problema que se desencadena y plasmarse en la petropoética gallega.
Así, en contraposición a las petroliteraturas canónicas, donde al petróleo se le adjudica una dimensión dañina por el interés mercantilista de los países extractivistas, en estos poemas la imaginería del crudo se presenta siempre en conjunción con su derrame al mar. Como señala Fernando Coronil en su ensayo The Magical State: Nature, Money, and Modernity in Venezuela (1997), la naturaleza no se convierte en agente por sí misma sino a través del estado (168). En el caso del siniestro gallego, la naturaleza conserva su condición pasiva, mientras que el estado actúa como un agente destructor a través de la inacción y la pasividad. La observación de Coronil sugiere cómo la naturaleza es movilizada, gestionada y reinterpretada dentro de los marcos del poder estatal y, por extensión, dentro de los intereses del capital (164). Coronil señala cómo en países como Venezuela, la posesión del crudo se convirtió en un sinónimo de modernidad (18); una modernidad mediada por la capacidad extractivista del territorio. En lo que respecta al caso gallego, Ana Fernández Cebrián observa que el extractivismo en Galicia se realiza a través de la expropiación de recursos hidráulicos, por medio de la desapropiación del territorio de sus recursos naturales (56) y no a través de la extracción de crudo. Por lo tanto, en la catástrofe del Prestige, debido a que el petróleo no es un material extraíble en Galicia, su derrame impone un trabajo adicional al estado. La limpieza del derrame del crudo en la playa supone una inversión que se suma a la pérdida de la explotación pesquera y marítima en las costas afectadas. Las producciones artísticas y petroliteraturas tienen en cuenta esto, y nacen no desde la denuncia de la extracción, sino como consecuencia del derrame. Además, la inmovilidad estatal fue contrarrestada por la ciudadanía no solo a través de las producciones culturales, sino también por medio del activismo político de la ciudadana, cuya presencia voluntaria para paliar el desastre ecológico movilizó a más de doscientas mil personas (Otero y Lois 26).
Dentro de este contexto, no es de extrañar que la petropoética y los trabajos visuales surgidos a raíz de la tragedia del Prestige critiquen la subalternidad de Galicia y denuncien la inacción política. Estas obras reconocen la condición subalterna de Galicia, así como su supeditación a un centralismo que mantiene a la periferia en una posición de alteridad frente al centro. Pese a que la denuncia inicial se concentra en el derrame de petróleo y la negligencia de las autoridades, los trabajos recogidos hacen eco a una violencia lenta, persistente y cristalizada a lo largo de los dos últimos siglos. Para entender la relación que Galicia mantiene con España, es necesario concebir a Galicia como un enclave primariamente rural, cuya condición colonial es perpetuada por el estado español a través de su infantilización, esencialización y empobrecimiento. La teoría del estado de excepción (Agamben 2005, 112) puede aplicarse para entender las respuestas gubernamentales y sociales al desastre del Prestige. El estado de excepción se refiere a una situación en la que las leyes normales se suspenden para gestionar una crisis. En el caso del Prestige, las autoridades españolas y gallegas declararon un estado de emergencia y se tomaron medidas extraordinarias para intentar controlar el vertido de petróleo y mitigar sus efectos. Durante la crisis, se suspendieron las normativas ambientales y marítimas habituales para hacer frente a la emergencia, demostrando cómo la soberanía se ejerce a través de la suspensión de la ley en situaciones de crisis. Esta condición de subalternidad es capturada por Fran Alonso en la antología Avilés de Taramancos a través del poema Autocollage para un mar de piche, donde Alonso clama: “non somos excedente do centro, que nos nonexiste” (13). En estas líneas, Alonso aborda la relación de Galicia con el estado central español, resaltando la marginalización y el olvido sistemático al que ha sido sometida la región. Al decir “non somos excedente”, Alonso critica la percepción de Galicia como una región sobrante, sin importancia crucial para el estado central, desafiando la idea de que Galicia es un apéndice innecesario. Además, la frase “que non nos existe” sugiere una desconexión total del estado y una invisibilidad impuesta sobre Galicia. Es decir, hay una negación de la identidad y relevancia de Galicia por parte del gobierno central. Alonso desafía esta marginación y reitera la existencia y el valor de Galicia más allá de cómo es percibida por el “centro”. El poeta se centra en la condición supuestamente periférica de Galicia, cuestionando si esta es realmente una condición recíproca o si, por el contrario, es una dependencia impuesta al pueblo gallego. En palabras de Alonso, el autor imagina una condición quimérica, donde el estado dice tener un centro, pero en realidad olvida a su periferia negándola.
Por otra parte, Miguélez–Carballeira en Galiza, um povo sentimental (2013) explora cómo la esencialización de Galicia y los gallegos, asociados con fragilidad y melancolía, impide la construcción de una identidad nacional política, limitándose a una expresión cultural (12). En los poemas descritos, la poesía actúa como un canal de esta identidad, carente de un corpus político que, además, se manifiesta principalmente a través de la literatura y las producciones artísticas.
- Reescritura canónica como denuncia social
Helena Miguélez–Carballeira y Pablo Pesado argumentan que la cultura se comporta de manera eminentemente material. Ambos autores señalan que existe una territorialidad política de la cultura, así como un extractivismo cultural (3) a través de lo que Pesado llama “depósitos de ancestralidad” (5). Estos depósitos son lugares donde se esencializan las prácticas comunales, ritos y celebraciones o elementos que reifican los repositorios de la cultura gallega. Ambos autores se enfocan en Galicia como un territorio política y económicamente dependiente del estado español. Partiendo de Galicia como una nación sin estado, se considera que las manifestaciones culturales gallegas al institucionalizarse, son reducidas a estereotipos y conceptos simplistas, siguiendo una conceptualización histórica de atavismo racial de la época pardobaziana (7). Obras canónicas gallegas de la segunda mitad del siglo XX como A ponte das poldras (1996) de Chus Pato o A vila asulagada (1981) de Daniel Cortezón (en Miguélez–Carballeira y Pesado 10) hacen referencia a estos procesos. En estas obras, las metáforas representan una Galicia que se encuentra en una dinámica de subordinación dentro de España, un territorio transformado en un terreno lleno de despojos desechables (Nixon 124). Estas obras denuncian explícitamente una subordinación centenaria, la cual es reapropiada una vez más en la petropoética relacionada con el Prestige.
La resistencia del pueblo a esta falta de consideración por parte del estado es descrita por la cineasta y numeraria de la Real Academia Galega de la Lengua Margarida Ledo Andion, quien en su poema Areia (gallego, arena) para la antología Avilés de Taramancos señala:
Fala para outros nunha fala que pola primeira vez presinte que lle deixa dicer como a própia palabra en directo: «E será que España non ten mar…»
dubida, «e será que a deixou olvidada» (Ledo 108).
En este poema, Ledo sugiere una desconexión y negligencia prolongada hacia Galicia. Esta desconexión refleja la marginalización cultural y política que Galicia ha experimentado dentro del estado, destacando la importancia del mar como un símbolo de la identidad gallega que ha sido descuidado por el gobierno central. La reescritura de textos ambientales, según Caroline Fornoff, es “una práctica de producción artística para mirar de qué manera textos pasados pueden llevar sus apuestas ecológicas hacia delante” (29). Como señala Rei Martiz, Ledo utiliza la reinterpretación del poema Castellanos de Castilla (1923) de Rosalía de Castro (26), donde la autora denuncia el olvido de Galicia por parte del estado español. En Areia, Ledo concibe al estado español como un estado carente de mar, pues aquella periferia que posee es negada, en tanto que el mar que la rodea no existe. De esta forma, la reinterpretación de Castellanos de Castilla construye un imaginario dominado por la desidia ante la inoperancia política. Este sentimiento expresa un hastío prolongado de la condición de Galicia como colonia dentro del estado español y dialoga con Castro cuando esta escribe “secos fillos do deserto” (gallego, secos hijos del desierto). Tanto para Castro como para Ledo, el estado español se imagina como un secarral donde la periferia verde se niega.
El poema de Ledo, publicado en la antología Avilés de Taramancos, denuncia esta inacción gubernamental, una problemática presente desde los tiempos de Rosalía Castro a finales del siglo XIX. De igual modo, esta reescritura mencionada por Fornoff, se observa en el poema de Abeleira. Su verso “sen afundirse nunca”, puede ser leído como una reinterpretación de Negra Sombra (Castro 1880), donde Castro Escribe: “en todo estás e ti es todo” (gallego, en todo estás y lo eres todo) (88), refiriéndose a una sombra de soledad. Sin embargo, Abeleira reinterpreta esta soledad como un vacío jurídico y político debido a la precariedad institucional a la que se enfrenta el territorio. Además, Camilo Franco reinterpreta el poema Longa Noite de Pedra (1962), del escritor Celso Emilio Ferreiro, escribiendo Longa Noite de Fuel (AELG 25 en Rei 25), donde la insistencia de la marea azabache barre el litoral gallego.
En la catástrofe del Prestige y las subsecuentes representaciones artísticas, la literatura que emergió de este evento adoptó enfoques metafóricos, metonímicos y simbólicos. Metafóricamente, la pérdida de la costa se interpretó como una pérdida de Galicia misma; metonímicamente, el crudo se representó como burla o como “marea negra”; y simbólicamente, la inoperancia del estado se vio como un reflejo de la condición colonial gallega. La transformación del paisaje gallego provocó una transformación de su producción literaria. En cuanto a las producciones visuales, la marea del Prestige supuso una suspensión en la producción gráfica y plástica gallega de la época. Las obras creadas durante el año de la catástrofe se centran, por un lado, en la documentación fotográfica del hundimiento del petrolero, realizada tanto por fotógrafos profesionales como por los ciudadanos, y por otro, en las producciones plásticas y trabajos visuales exhibidos en galerías, museos, manifestaciones y encuentros de solidaridad con la catástrofe.
Además, como ya se ha mencionado, paralelo a la organización ciudadana para la limpieza de las playas, se realizaron acciones artísticas para recaudar fondos y sembrar conciencia de lo sucedido. Pocos días después del siniestro, nació la Plataforma Nunca Máis, conformada por cientos de asociaciones con el interés de denunciar el siniestro y exigir acción por parte del gobierno. Esta plataforma tomó como insignia la bandera realizada por el artista Xosé María Torné, quien tiñó de negro las partes blancas de la bandera gallega, dejando el azul intacto, reinventando y reimaginando la clásica bandera blanquiazul. Como se muestra en No país do Nunca Máis: reportaxe (2003, Galaxia), las calles, centros y playas gallegas se llenaron de manifestaciones artísticas y ciudadanas, que trascendieron lo político y se expandieron más allá de Galicia.
La realización de conciertos de audiencia masiva donde además de música se realizaban diversas actividades como recitales de poesía o lectura de manifiestos fueron actividades recurrentes en los meses que sucedieron a la catástrofe. Dichos conciertos solían comenzar con la lectura del Manifesto Contra o Silencio, escrito y proclamado por el escritor e intelectual Manuel Rivas y recogido en Nunca Máis. A voz da cidadanía (Difusora 2003). Estos eventos fueron una muestra de la capacidad de autoorganización y movilización ciudadana, además de un guiño a las campañas políticas precedentes. Rivas comienza los veinticinco versos del manifiesto denunciando la propaganda engañosa del estado español y su insuficiente actuación ante la catástrofe: “emitimos contra a maquinaria pesada na propaganda/ emitimos contra o rexistro bruto da incompetencia” (21). Rivas denuncia tanto la propaganda engañosa que intentó minimizar la percepción del desastre como la incompetencia flagrante en la respuesta y manejo de la situación. Sin embargo, el tono de Rivas cambia a medida que progresa en el texto, volcando la tristeza e impotencia hacia lo sucedido por esperanza hacia la ciudadanía gallega:
rescatamos do naufraxio unha orgullosa bandeira ennegrecida
rescatamos os instrumentos de soñar
(…)
e a facer máis forte ao noso pobo.
Porque Galicia non ten prezo
Facemos probas de son coa liberdade.
¡Un, dous, tres! ¡Probando! ¡Nunca Máis! (Rivas 21).
Este manifiesto condensa los dos temas principales de las subsecuentes obras artísticas y acciones ciudadanas que surgieron en respuesta al desastre del Prestige. Por un lado, la metaforización del crudo, utilizando su cualidad material —la negrura— como principal atributo metafórico en las producciones literarias, principalmente poéticas. Por otro lado, el descontento, con el papel del gobierno y la posición de Galicia dentro del estado español, denunciando explícitamente su condición colonial e intrínsecamente dependiente. Rivas hace uso de un discurso que puede ser pensado como la reinterpretación de los discursos propios del galeguismo seminal, o aquellos pronunciados por Daniel Rodríguez Castelao en el exilio bonaerense, entre otros, los cuales se consideran claves a la hora de entender la visión política del movimiento nacionalista gallego. De este modo, este discurso se convirtió en una performance cumbre a la hora de recordar la catástrofe, así como una reivindicación de la soberanía gallega frente al centralismo español.
Rivas finaliza el manifiesto proclamando “nunca máis” (gallego, “nunca más”); refiriéndose no solo al desastre natural que pudo ser evitado, sino también a la desprotección institucional al ecosistema y población gallega. Del mismo modo, el motto (“nunca máis”) es usado por Lino Braxe en Escritura co seu sangue, recogido en el fotolibro No país do Nunca Máis: reportaxe (2003, Galaxia) (110). En el mismo fotolibro se muestra también una fotografía de una carpa del festival “No País do Nunca Máis”, realizado en Culleredo y Carnota, en junio de 2003. En definitiva, “Nunca Máis” se convirtió no solo en un lema contra la catástrofe, sino que junto a la cartelería y demás producciones artísticas se alzaron como un reclamo persistente a la comunidad gallega para nunca más volver a permitir la negligencia hacia Galicia, el medio ambiente, el mar y el pueblo gallego.
- Cartelería, arte visual y expresiones artísticas populares
Stephanie LeMenager, en Living Oil: Petroleum Culture in the American Century (2013), señala cómo los derrames de petróleo involucran a diferentes agentes, como empresas, trabajadores, víctimas tanto humanas como no humanas, activistas, bombas de poliuretano, entre otros elementos (23), algo que de igual manera tuvo lugar en el caso del Prestige. Por ejemplo, en las fotografías recogidas en No País do Nunca Máis, publicado por la Editorial Galaxia en el 2003, Xurxo Lobato no solo documenta la destrucción del litoral, sino también las diversas acciones realizadas en respuesta al desastre, tanto en las costas como en el interior del país. En esta colección se pueden ver aves marinas cubiertas de un material viscoso y espeso, así como fotografías del escritor Manuel Rivas y los políticos Anxo Quintana y Gaspar Llamazares en una manifestación en A Coruña el 9 de febrero de 2003 (45). El fotolibro no distingue entre categorías de agentes, recogiéndolos a todos bajo una misma causa: la denuncia y la movilización social.
Además de las fotografías documentadas en No País do Nunca Máis, la asociación independiente “Unha Gran Burla Negra” organizó el I Foro Negro en 2003, creando un espacio de denuncia y alternativa comunitaria política y cultural ante la evasiva del gobierno en gestionar la catástrofe. La asociación llegó a programar 130 conciertos simultáneos bajo el nombre “Concerto Expansivo”. Estos eventos tuvieron lugar en diferentes pueblos y ciudades gallegas, con la participaron desinteresada de artistas de diferentes disciplinas. Además, la exhibición Prestige 2002: Muestra de Una Catástrofe, realizada en Moaña por el colectivo Ecologistas en Acción, es uno de los proyectos en los cuales se recogen instantáneas tomadas poco después de la catástrofe (Martiz 60). Estas fotografías también aparecen en el fotolibro No País do Nunca Máis. En las imágenes, se observa a cientos de voluntarios gallegos enfundados en monos blancos, limpiando las costas llenas teñidas de negro. Los trajes blancos dibujan una oposición poética entre la marea negra (que simboliza maldad, oscuridad, precariedad) y la ciudadanía (que representa bondad, compasión, esperanza). Las brigadas, organizadas de manera independiente a cualquier organización estatal, se configuraron como una alternativa solidaria ante la inoperancia del gobierno. Mientras que las fotografías tomadas durante y después del desastre constituyen un gran archivo documental de la memoria del desastre del Prestige. A continuación, se explorarán las connotaciones simbólicas de la cartelería realizada por artistas y la población general. Este arte visual popular remite a una expresión simbólica de la catástrofe, en contraposición al archivo del Prestige mostrado en las fotografías de las costas.
La cartelería recogida en Nunca Máis. A voz da cidadanía. Tomo 1., publicada por la editorial gallega Difusora Editora en 2003, es una muestra del descontento de la población en torno a la inacción política. En la Figura 1, se muestra una de las múltiples manifestaciones realizadas en las calles de Galicia posteriores al desastre: ciudadanos portan en sus manos carteles que rezan “PPtroleiros”, “dimisión ou morte” (dimisión o muerte) y un títere con la cara de José María Aznar, presidente del estado español en el momento del hundimiento del barco (85). Ambos lemas hacen referencia a un descontento por parte de la población respecto, no solo a su gobierno, sino también hacia el entramado institucional que lo apoya. El término “troleiro”, hace referencia a la mentira, que a través de la cartelería se asoció a los líderes del estado. A través de la burla, el pueblo que salió a la calle exigió un cambio no sólo en las políticas públicas con respecto al ambiente. En el caso del Prestige, la pobre actuación del gobierno conllevó a la ciudadanía a caricaturizar a sus líderes, representándolos como títeres y muñecos. En la Figura 2, un cartel muestra una concentración con motivo del entierro del barco petrolero. El texto del cartel dice:
“(…) a petroleada fauna mariña prega a afectados, voluntarios e demáis enimigos do difunto a asistencia o retranqueiro funeral e posterior acompañamiento do cadaleiro ata a praia da Ribeira onde será alonxado no mar tal como o goberno manda e a eterna INCOMPETENCIA ordea, favor polo que lle estarán sempre agradecidos. (…) (Non se reciben chantaxes) (…) Suciedade Atlántica).” (23, mayúsculas del texto).
Además de los pósteres, el fotolibro contiene fotografías de grafitis hechos en las calles gallegas. Los grafitis con cara de José María Aznar y Manuel Fraga Iribarne, presidente de Galicia y exministro en la dictadura franquista (Difusora 31), ejemplifican el tono burlesco y el descontento popular hacia los gobernantes. En ellos, figuras caricaturescas del presidente del estado como del ex-ministro franquista (Aznar y Fraga respectivamente) ejemplifican el descontento del pueblo gallego hacia unos líderes inoperantes ante la catástrofe. Las inscripciones hechas en rocas y suelo que rezan “Fraga dimisión” (Difusora 35) son ejemplos tangibles de la exigencia de rendición de cuentas y cambios políticos. La ridiculización de ambos cargos a través de figuras o viñetas reimagina un poder que se quiebra ante la inacción política por parte de los organismos oficiales del estado. A diferencia de las acciones poéticas recopiladas en las antologías mencionadas, la significación plástica en estos casos no estuvo exclusivamente en manos de artistas, sino del pueblo gallego. Esta colectividad expresada tanto en la literatura como en las piezas visuales surgidas como consecuencia del desastre ejemplifican cómo la coalición ciudadana encarna una voz popular poderosa. Los deseos y preocupaciones del pueblo se manifiestan través de la metáfora, caricatura o literalidad, creando un corpus que personifica una voz artística y poética colectiva. Estas piezas no solo documentan un momento de crisis, sino que también actúan como vehículos de resistencia y solidaridad. La poesía y el arte visual se convierten en herramientas cruciales para la movilización y la expresión de una sociedad que, frente a la adversidad, se une para exigir justicia y responsabilidad.
Veinte años después del hundimiento del petrolero Prestige, la asociación Unha Gran Burla Negra llevó a cabo el proyecto O Ghaiteiro Petroleiro, comisariado por Xosé Carlos Hidalgo, Germán Labrador Méndez y Daniel López Abel, donde diferentes artistas reinterpretan una carta de la baraja de naipes española tradicional, hasta conformar una baraja de veinticinco cartas, mezclando la memoria del movimiento “Nunca máis” con el imaginario popular gallego. En 2003, el colectivo había editado A baralla do Prestige. Los ejemplares de esta, se vendieron en pocos meses, y sus motivos se convirtieron en pancartas que se canonizaron como elementos visuales asociados al Prestige. Además de este proyecto, se realizó una exhibición en el Museo Nacional de Arte Reina Sofía de Madrid, que aunó tanto piezas de arte producidas entre 2002 y 2003 como trabajos contemporáneos y trabajos realizados a través de veinte años de post–tragedia. Esta exposición es clave para entender el descontento que existe en la población gallega en lo que respecta a la catástrofe; dos décadas después, Galicia todavía conserva su condición colonial dentro del estado, y las heridas abiertas que empaparon con el desastre todavía conservan su negrura. Unha Gran Burla Negra proporcionó un espacio para reflexionar sobre el impacto duradero del desastre del Prestige no solo en el medio ambiente, sino también en la cultura y la identidad gallega, con artistas como Rosendo Cid o Xosé Luis Otero. Las obras expuestas abarcaron diversas disciplinas, incluyendo pintura, escultura, instalaciones y performance, incluyendo trabajos que abordaron la respuesta emocional y psicológica de la población gallega ante la catástrofe, subrayando el profundo vínculo entre la tierra y sus habitantes.
- Conclusiones: Nunca máis, memoria y esperanza
Tanto los poemas como las fotografías, arte visual y cartelería presentados en este trabajo destacan dos aspectos importantes. Primero; la literatura y el arte visual surgido del descontento y la insatisfacción, el dolor y el lamento por un mar negro del que nadie se hace cargo, se articulan a través de producciones que denuncian la subalternidad del territorio y la necesidad de preservar la naturaleza gallega. Poemas como Areia de Margarida Ledo o Autocollage para un mar de piche de Fran Alonso denuncian la subordinación del territorio, reimaginando un discurso iniciado por Rosalía de Castro. Así, la reescritura de textos literarios y la adopción de nuevas metáforas en la poesía y el arte visual muestran una reinterpretación del desastre del Prestige, destacando la persistencia de la crisis y la continuidad de la denuncia social. Obras como las de Ledo y Abeleira reimaginan la tragedia en términos de negligencia y explotación política. Además de la denuncia, la comparación del petróleo con la maldad, y la simbolización de su negrura caracteriza la voz colectiva de más de diez autores en las dos antologías analizadas. En la poesía y la producción artística posterior a la catástrofe, el petróleo no es representado simplemente como un material dañino, sino como un símbolo de un desastre incesante, que todavía persiste veinte años después. Su derrame se convierte así en una metáfora de la inacción gubernamental y de la crisis prolongada que afecta a Galicia. Segundo; la capacidad de unión civil, que se conformó a través del arte, literatura y protestas, formó un eslabón clave para la preservación del medio natural, así como un halo de esperanza en cuanto al futuro de Galicia. A través de la organización de eventos, protestas y acciones artísticas, se demostró un nivel significativo de autoorganización y resistencia por parte de la ciudadanía. Las movilizaciones, como los conciertos y manifestaciones bajo el lema “Nunca Máis”, reflejan un rechazo a la negligencia estatal y un llamado a la acción y la justicia. Las muestras de arte colectivas, los conciertos multitudinarios y los proyectos artísticos exhibidos como olas gigantes por las calles de las cuatro provincias gallegas constituyen un cuerpo de trabajo de un pueblo que todavía lucha por definir su identidad y por combatir sus injusticias. Como proclamó Manuel Rivas, el pueblo gallego es capaz de rescatar los instrumentos de soñar.
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