Clara Macarena Ponce Romero
Universidad de Santiago de Compostela, USC
Resumen
Este artículo analiza los discursos climáticos de Vox (España) y La Libertad Avanza (Argentina) desde una perspectiva glotopolítica y de análisis crítico del discurso. El objetivo es identificar estrategias de deslegitimación, resignificación ideológica y construcción de antagonismos simbólicos en torno al colapso ecológico. Metodológicamente, se realiza un análisis cualitativo de tres documentos: una intervención parlamentaria, un programa partidario y un documento de planificación estatal. Los hallazgos muestran un patrón común de negacionismo interpretativo y apelación a valores tradicionales como soberanía, libertad y orden. Se concluye que ambos discursos configuran una utopía conservadora frente a la crisis climática, desplazando el debate hacia marcos identitarios y afectivos. El trabajo aporta una mirada crítica sobre los modos en que la ultraderecha redefine el lenguaje del ambientalismo contemporáneo.
Palabras clave: Ultraderecha; cambio climático; glotopolítica; negacionismo; análisis del discurso.
Abstract
This article analyzes the climate-related discourse of Vox (Spain) and La Libertad Avanza (Argentina) through a glottopolitical and critical discourse analysis lens. The objective is to identify delegitimization strategies, ideological resignifications, and symbolic antagonisms around ecological collapse. The methodology involves qualitative analysis of three texts: a parliamentary speech, a party platform, and a state planning document. Findings reveal a shared pattern of interpretative denial and appeals to traditional values such as sovereignty, freedom, and order. The study concludes that both discourses construct a conservative utopia in response to climate crisis, shifting the debate to identity-based and affective frameworks. This article contributes a critical perspective on how far-right actors reshape the language of contemporary environmentalism.
Keywords: Far right; climate change; glottopolitics; denialism; discourse analysis.
Introducción
En las últimas décadas, la crisis climática ha ocupado un lugar central en la agenda internacional, no solo como fenómeno ambiental, sino como una problemática multiescalar que atraviesa lo político, lo económico y lo cultural. Sin embargo, esta centralidad también ha generado resistencias significativas, particularmente desde sectores de la derecha radical. En este contexto, asistimos al despliegue de discursos negacionistas, escepticismos estratégicos y representaciones discursivas que buscan deslegitimar los consensos científicos y políticos en torno al cambio climático. Estos discursos no se limitan a la negación sistemática de los hechos científicos (Levy 2019), sino que se articulan como parte de proyectos políticos que disputan sentidos sobre el futuro, el rol del estado, el orden económico y las jerarquías globales (Dunlap y McCright 2011).
Este artículo se propone analizar comparativamente el discurso sobre el colapso climático en dos espacios políticos emergentes de la ultraderecha hispanoamericana: el partido Vox representado por el discurso parlamentario de Santiago Abascal en España y la coalición La Libertad Avanza liderada por Javier Milei en Argentina. Ambas figuras políticas han adquirido relevancia pública en los últimos años mediante una retórica combativa que cuestiona frontalmente las políticas ambientales promovidas por organismos internacionales, gobiernos progresistas y movimientos ecologistas.
Si bien cada discurso responde a contextos nacionales específicos, existen elementos convergentes en sus construcciones sobre la cuestión ambiental. Tanto en Vox como en La Libertad Avanza, se observa una crítica sistemática al globalismo, la demonización de la Agenda 2030 y la denuncia de una supuesta “ideología climática” impuesta desde organismos internacionales. Estos ejes se articulan discursivamente con nociones como la libertad individual, el patriotismo económico y la resistencia al llamado “marxismo cultural” o “wokismo”, configurando una narrativa que presenta las políticas ambientales como amenazas a la soberanía nacional y al orden social tradicional.
- Marco teórico
La noción de negacionismo ha sido utilizada para describir prácticas discursivas que rechazan o relativizan saberes consolidados en el campo científico y político. Hoofnagle y Hoofnagle (2007) sentaron las bases del concepto al definirlo como una forma de rechazo sistemático frente a consensos establecidos, especialmente cuando estos interfieren con visiones ideológicas, intereses económicos o narrativas identitarias. Sin embargo, en los últimos años, el término ha sido objeto de debate por su amplitud semántica y su carga valorativa, funcionando muchas veces como un significante polémico (Angenot 2010) que agrupa diversas formas de disputa epistémica y simbólica (Van Rensburg 2015).
Coincidiendo con esta visión, Moreno Muñoz (2021) señala que los períodos de crisis social son propicios para la emergencia y visibilización de discursos negacionistas, al ofrecer un terreno fértil para la desconfianza hacia las instituciones, los saberes expertos y los marcos normativos internacionales. Abellán (2023) describe un repertorio creciente de negacionismos contemporáneos —desde los antivacunas hasta los negacionistas del cambio climático— y advierte que estos deben entenderse no como meras desviaciones cognitivas, sino como prácticas discursivas con implicaciones ideológicas profundas:
El repertorio temático de negacionismos sigue aumentando y nos encontramos con movimientos antivacunas, los negacionistas del sida y de su relación con el VIH, los terraplanistas, los negacionistas del cambio climático antropogénico, los negacionistas del Holocausto y de otros genocidios o los antievolucionistas, que afirman la imposibilidad científica de la teoría de la evolución (Abellán 2023 252-3).
En esta línea, Moreno Olmeda (2022) advierte que el término negacionismo está altamente cargado ideológicamente, lo que exige una problematización crítica de sus usos y efectos. En el caso específico del cambio climático, los estudios de Cook et al. (2016) demuestran que existe un consenso científico abrumador (superior al 97%) respecto del origen antropogénico del fenómeno, lo que vuelve más relevante analizar no solo la negación de los hechos, sino las estrategias con las que ciertos actores políticos intentan relativizar, reinterpretar o instrumentalizar ese consenso.
Para comprender las modalidades del negacionismo climático, resulta especialmente útil la tipología de Cohen (2001), quien distingue tres formas:
- La negación literal, que rechaza abiertamente la existencia del fenómeno.
- La negación interpretativa, que acepta los hechos, pero los resignifica en términos ideológicos o pragmáticos.
- La negación implicatoria, que no cuestiona los datos, pero sí sus consecuencias ético-políticas.
Esta clasificación resulta clave para abordar los discursos analizados en este trabajo, donde las formas de negación se entrelazan con recursos retóricos propios del discurso político contemporáneo, tales como el populismo discursivo (Laclau 2005), la emocionalización del conflicto (Wodak 2015) y la construcción de enemigos comunes (Reisigl y Wodak 2001). En efecto, los actores de la ultraderecha hispanoamericana —como Vox y La Libertad Avanza— no se limitan a disputar la veracidad de los datos científicos, sino que impugnan el marco institucional, normativo y simbólico que legitima las políticas climáticas globales.
Desde el análisis crítico del discurso (ACD), el lenguaje político es entendido como práctica social y como dispositivo de poder (Fairclough 1992; van Dijk 2009). En este sentido, no solo refleja ideologías preexistentes, sino que participa activamente en la producción de hegemonía, exclusión y legitimidad. Tal como señala Wodak (2015), el discurso político contemporáneo tiende a articular emociones, amenazas y crisis morales para construir adhesiones colectivas en contextos de incertidumbre. El ambientalismo, en este marco, se convierte en objeto privilegiado de disputa discursiva, especialmente cuando se asocia a agendas globales, regulaciones estatales o transformaciones estructurales.
A su vez, la glotopolítica ofrece herramientas conceptuales para entender cómo los actores políticos intervienen en la regulación del lenguaje público sobre el ambiente. Según Narvaja de Arnoux (2014), toda intervención en el lenguaje es también una intervención en el orden social. En el caso de los discursos negacionistas, estas intervenciones se manifiestan en la disputa por el léxico (por ejemplo, resignificando términos como transición ecológica o crisis climática), por la autoridad epistémica (¿quién tiene derecho a nombrar la emergencia?) y por los marcos interpretativos que organizan la acción política.
Finalmente, en consonancia con las perspectivas de autores como Moore (2016), el análisis de los discursos sobre el colapso climático permite observar no solo las representaciones del problema, sino las formas de concebir el futuro y las estrategias de defensa ante el colapso civilizatorio anunciado. En este sentido, las utopías conservadoras (Svampa 2022) analizadas en este trabajo —que apelan al retorno del orden nacional, la soberanía energética o la libertad de mercado— no representan una negación del colapso, sino una reconfiguración de este como oportunidad para fortalecer proyectos ideológicos reaccionarios.
- Metodología
Este estudio analiza intervenciones parlamentarias y programas políticos de dos partidos de ultraderecha en Hispanoamérica: Vox (España) y La Libertad Avanza (Argentina). Estos discursos se consideran espacios privilegiados para analizar la dimensión ideológica del lenguaje. A partir de este enfoque, se plantea una lectura crítica en torno a tres preguntas clave:
- ¿Cómo construyen estos actores el sentido del cambio climático y la crisis ecológica?
- ¿Qué estrategias discursivas utilizan para banalizar, negar o deslegitimar las políticas climáticas globales?
- ¿De qué manera estas representaciones configuran “utopías conservadoras” (Svampa 2022) ante un posible colapso civilizatorio?
El objetivo es analizar cualitativamente no solo el fenómeno discursivo, sino también entender cómo ciertas formas de abordar la crisis climática pueden influir en proyectos políticos que desafían los marcos democráticos, epistémicos y ecológicos. Partimos de la hipótesis de que los discursos negacionistas son parte de una ofensiva cultural organizada con creciente impacto en la política actual (Abellán, 2023). De esta manera, la ultraderecha en Hispanoamérica no solo se opone a la política ambiental dominante, sino que también promueve una alternativa ideológica centrada en la libertad individual, el mercado y la soberanía nacional. Además, se integra el debate sobre el “capitaloceno” y las narrativas sobre el fin del mundo (Moore, 2016), incorporando una perspectiva geopolítica y lingüística sobre el conflicto ecológico.
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- Criterios de selección de materiales y limitaciones del estudio
Los materiales se conforman por discursos públicos y documentos programáticos que cumplen con los siguientes criterios:
- Pertinencia temática: todas las piezas seleccionadas incluyen referencias explícitas a cuestiones ambientales, cambio climático, desarrollo sostenible, energías renovables o políticas climáticas internacionales.
- Representatividad política: los textos[i] provienen directamente de los principales referentes discursivos de cada fuerza -Santiago Abascal (Vox) y Javier Milei (LLA)-, así como de documentos institucionales vinculados a sus respectivas plataformas políticas.
En cuanto a las limitaciones del estudio, la principal dificultad radica en el sesgo inherente a la cantidad limitada de textos analizados, lo que podría reducir la aplicabilidad de los resultados a un espectro más amplio de discursos dentro de Vox y La Libertad Avanza. Esto plantea dificultades para generalizar los hallazgos, ya que los documentos seleccionados podrían no reflejar la totalidad de la diversidad de posturas dentro de cada partido, aunque se ha procurado elegir ejemplos representativos. Además, al tratarse de un análisis cualitativo, los resultados no pueden extrapolarse fácilmente a otras fuerzas políticas o contextos nacionales. No obstante, esta metodología permite un examen más profundo de los significados subyacentes y de las estrategias ideológicas en torno a la crisis ecológica.
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- Descripción de los materiales
- Intervención de Santiago Abascal en el Congreso de los Diputados (España, 2024)
La primera fuente analizada corresponde a la intervención de Santiago Abascal, líder del partido Vox, en el Congreso de los Diputados español, registrada bajo el número 180/000041. En este discurso, fechado el 1 de febrero de 2024, Abascal cuestiona con vehemencia las políticas de transición energética promovidas por el Gobierno, elabora una crítica centrada en la supuesta pérdida de soberanía nacional frente a organismos internacionales y califica las medidas climáticas como parte de una dictadura verde guiada por un fraude del cambio climático. Esta intervención es significativa por su tono confrontativo y por la construcción de una retórica antagonista entre el pueblo productivo y las élites tecnocráticas globales. - Documento programático de Vox: Un programa para lo que importa (España, 2023)
Este documento fundacional sintetiza la agenda política de Vox, en particular su posicionamiento frente al cambio climático y el medio rural. Se destacan especialmente las páginas 107 a 113, donde se articulan propuestas que denuncian el ecologismo radical, rechazan las regulaciones medioambientales promovidas desde Bruselas y reivindican la soberanía energética y el derecho a la explotación de recursos naturales. Se trata de un texto programático que consolida una narrativa de resistencia frente a las agendas globalistas y subraya valores como la libertad individual y el nacionalismo económico.
- Intervención de Javier Milei en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial: (Suiza, 2025)
El 23 de enero de 2025, Javier Milei interviene en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial en Davos, donde aborda los desafíos futuros de Argentina y Occidente. Ejerce una crítica profunda del movimiento woke y defiende un modelo económico basado en la libertad individual.
La triangulación de estos materiales permite observar no sólo las estrategias retóricas de banalización y negación, sino también las formas en que el discurso de la derecha radical se articula en torno a una utopía conservadora que presenta la protección ambiental como una imposición globalista, contraria al interés nacional.
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- Procedimiento de análisis
El análisis de los materiales se desarrolló en tres fases metodológicas complementarias:
- Lectura exploratoria inicial: se identificaron las referencias temáticas centrales de los materiales seleccionados, delimitando los ejes semánticos predominantes.
- Segmentación en unidades discursivas: se analizaron los textos según criterios temáticos y retóricos con especial atención a:
- Campos léxicos dominantes, vinculados a nociones como ideología, imposición, libertad, Agenda 2030, campo, tradición, entre otros.
- Tópicos recurrentes, tales como la denuncia de la ideología climática, las políticas ambientales, la instrumentalización de la crisis ecológica por élites globalistas o la exaltación del pueblo como víctima de dichas agendas.
- Estrategias de deslegitimación discursiva, que incluyen la ridiculización de los discursos ecologistas, el desplazamiento del foco hacia otras problemáticas sociales y las apelaciones a la “gente común” como víctima de las acciones políticas.
- Interpretación contextualizada: se analizaron las estrategias discursivas, según la glotopolítica ambiental, entendida como una intervención activa sobre el léxico y las valoraciones del discurso ecológico; el negacionismo posmoderno, caracterizado por una desconfianza estructural frente al conocimiento experto, los consensos científicos y las instituciones globales; y las utopías conservadoras frente al colapso, que resignifican la amenaza ambiental en términos de identidad nacional, orden tradicional y libertad de mercado.
- Análisis de materiales
4.1. Lectura exploratoria y codificación temática
- a) Intervención de Javier Milei en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial (2025)
Javier Milei critica la narrativa oficial sobre el cambio climático, a la que considera parte del ‘wokismo’, una ideología que, según él, ha infectado las instituciones globales. Argumenta que el ecologismo radical presenta al ser humano como una amenaza y pone al desarrollo económico como enemigo de la naturaleza. Vincula esta ideología con el malthusianismo, asociándola con la agenda pro-aborto y políticas de control poblacional. Milei sostiene que estas ideologías restringen las libertades individuales bajo el pretexto de evitar una crisis ambiental y de sobrepoblación, abogando por un enfoque que preserve tanto el desarrollo económico como las libertades personales.
- b) Programa electoral de Vox (2023)
El programa político de Vox adopta una posición confrontativa frente a los marcos ambientales hegemónicos, redefiniendo el cambio climático como un artefacto ideológico funcional a intereses globalistas. Los temas centrales identificados son: crítica al ecologismo ideológico, soberanía energética, defensa del campo español y una oposición frontal a la Agenda 2030. El programa de 2023 contiene expresiones que deslegitiman el discurso climático mediante su vinculación con una supuesta pérdida de soberanía nacional y una radicalización:
En medio de una crisis energética y varios períodos de sequía, el gobierno de Sánchez ha asumido la agenda ecologista radical, yendo incluso un paso más allá que cualquier otro gobierno u organización en el mundo. El gobierno socialista ha destruido en los últimos tres años más de 300 presas y azudes, además de centrales energéticas (…) ha asfixiado a nuestro campo con impuestos verdes que han encarecido costes hasta hacer inviable que nuestros agricultores y ganaderos salgan adelante (107).
Se plantea una dicotomía entre la “ideología climática” y la “realidad productiva” del país, utilizando una retórica de defensa nacionalista que revaloriza los sectores rurales como víctimas de imposiciones externas. Esto lo vemos señalada en muchos puntos, como, por ejemplo, el punto 223: “Derogación de la Ley de cambio climático que impide que exploremos nuestros recursos, carga sobre los hombros de los españoles el peso de la transición ecológica en forma de “impuestos verdes” y criminaliza a nuestros trabajadores y agricultores” (108).
- c) Discurso parlamentario de Santiago Abascal (Intervención en el Congreso, Exp. 180/000041, 2024)
En la intervención parlamentaria del líder de Vox, Santiago Abascal, el discurso climático es minimizado en favor de una narrativa centrada en la “rebelión del campo”, la traición del gobierno a los trabajadores rurales y transportistas, y la imposición de una agenda ideológica globalista (107-13). El cambio climático no aparece como una preocupación genuina, sino como un elemento instrumental dentro de una guerra cultural:
Es muy tarde para preguntarle a usted, señor Sánchez, qué va a hacer para proteger el campo y el mar, a los ganaderos, a los agricultores, a los pescadores, a los mariscadores o a los transportistas. ¿Qué va a hacer para devolver el futuro robado a los que llenan la mesa de los españoles? No quieren sus migajas ni quieren sus prebendas; quieren llevar el pan a sus hijos, quieren darles un futuro, quieren, quizá, darles una profesión; pero en los últimos siete años, en España, han desaparecido 75 000 explotaciones agrarias (6-7).
Aquí, el discurso se articula en torno a un clivaje entre “la gente común” —trabajadores, agricultores, transportistas— y las “élites políticas y supranacionales”. La estrategia de deslegitimación se apoya en la ridiculización de las políticas ambientales, el desplazamiento del foco hacia problemas económicos inmediatos y la apelación emocional al patriotismo: “porque ustedes no quieren una España de ganaderos y de agricultores; quieren una España de borregos a la que poder mentir a placer” (7).
4.2. Segmentación discursiva y estrategias retóricas
4.2.1. Campos léxicos dominantes
En su intervención, Javier Milei emplea un campo léxico centrado en la crítica al ‘wokismo’, al que describe como una ideología patológica que infiltra las instituciones globales. Utiliza metáforas como “virus” o “enfermedad” para caracterizar este fenómeno, asociándolo con la pérdida de derechos y principios fundamentales. Según Milei, causas legítimas, como la protección del medio ambiente, han sido distorsionadas y manipuladas para justificar políticas de control poblacional malthusiano y restricciones económicas.
En contraste, el programa electoral de Vox (2023) despliega un campo léxico centrado en términos como soberanía energética, bienestar de los españoles, protección del medio natural y el peso de la transición ecológica. Aquí, el léxico construye una semántica de defensa nacional y resistencia ante supuestas imposiciones externas como la Agenda 2030 o las regulaciones europeas. La orientación léxica es reactiva y antiintervencionista: la crisis climática no se niega directamente, pero se reinterpreta como un fenómeno manipulado políticamente que amenaza la libertad individual y los intereses productivos del “pueblo español”.
Finalmente, el discurso parlamentario de Abascal intensifica la carga emotiva y polarizadora del campo léxico. A través de expresiones como rebelión de los tractores, traición al campo español, ecologismo radical, falsaria preocupación o justa indignación, se construye una retórica beligerante y fuertemente oralizada, que apela a la identificación afectiva del público. Este campo léxico configura una escena de antagonismo entre un “pueblo productivo” —los agricultores, ganaderos y transportistas— y unas “élites traidoras” —políticos, burócratas europeos, activistas climáticos— acusadas de imponer una agenda desvinculada de la realidad nacional.
4.2.2. Tópicos recurrentes
Los tópicos funcionan como lugares comunes del discurso, condensadores de sentido que estabilizan el mensaje y permiten su circulación en diferentes géneros y plataformas. En los documentos analizados, se identifican al menos tres tópicos estructurantes del discurso climático en la ultraderecha hispanoamericana:
- a) La Agenda 2030 como amenaza
Este tópico aparece reiteradamente en los textos de Vox, tanto en su programa como en el discurso de Abascal, como metonimia del globalismo tecnocrático. La Agenda 2030 es presentada como una herramienta de dominación que atenta contra la soberanía nacional y los intereses del campo. En palabras del programa electoral (2023): “Derogación de la Ley de cambio climático que impide que exploremos nuestros recursos, carga sobre los hombros de los españoles el peso de la transición ecológica” (108). Del mismo modo, Abascal señala en su intervención parlamentaria: “La Agenda 2030 […] es una amenaza de muerte para el campo español y un plan de despidos masivo, inexorable, silencioso” (7).
En el discurso de Javier Milei, aunque la Agenda 2030 no es mencionada explícitamente, resuenan ideas similares sobre el rechazo a la intervención estatal. El presidente argentino enfatiza términos como “progreso”, “crecimiento”, “libertad de mercado”, y “responsabilidad “, que, en su visión, se oponen a las políticas restrictivas que él percibe como producto de una agenda globalista.
- b) La ideología climática
Este tópico estructura la deslegitimación del consenso científico sobre el cambio climático, reformulando la acción ambiental como expresión de un dogmatismo político. Se trata de un caso claro de lo que Cohen (2001) denomina negación interpretativa: no se niega el hecho, sino su significado social y político. En el discurso de Vox, apreciamos esta postura: “Sánchez ha asumido la agenda ecologista radical” (2023 107) y “frente al ecologismo radical de las agendas impuestas por las élites que prescinden de las personas…” (2023 108). Esta descalificación también se articula con el marco de la “coalición de Bruselas”, que incluye a populares, socialistas y verdes, todos presentados como partícipes de un dogmatismo ambiental:
Ustedes, señor Sánchez, y ustedes, señor Feijóo, porque ya ha dicho su portavoz de asuntos interestelares, el señor González Pons, que populares, socialistas y verdes son y serán coalición en Bruselas, y por eso votan en comandita el 89 % de las veces a favor de ese dogmatismo ambiental (2024 7).
En el caso argentino, encontramos la idea de “ecologismo radical”, que cuestiona la viabilidad de las políticas climáticas. En este contexto, se argumenta que, a pesar de estar respaldados por datos científicos, quienes desafían la narrativa dominante sobre el cambio climático son acusados de “terraplanistas” y ridiculizados ante la sociedad.
- c) El pueblo productivo vs. las élites
Este tópico articula una dicotomía emocional que constituye el núcleo del discurso populista de derecha: el pueblo trabajador (campesinos, pescadores, transportistas, emprendedores) enfrentado a unas élites ilustradas (gobiernos, ONGs, burócratas internacionales) que dictan normas desconectadas de las necesidades reales. Así lo vemos ilustrado continuamente en el discurso de Abascal, comparando la postura española con respecto a otros países: “esta indolencia hacia las necesidades de los españoles contrasta con la docilidad hacia potencias contaminantes extranjeras: Sánchez ha mirado a otro lado cada vez que países como Marruecos o China abrían nuevas centrales térmicas” (2023, 107). Su tono discursivo con respecto al “pueblo productivo” refleja un claro posicionamiento en esta dicotomía: “qué va a hacer para proteger al campo y al mar, a los ganaderos, a los agricultores, a los pescadores, a los mariscadores o a los transportistas” (2024 6-7).
Este clivaje entre el “pueblo productivo” y las “élites” es una característica recurrente en el discurso de Javier Milei, quien construye una dicotomía entre los trabajadores que, a través del esfuerzo y el capital, generan progreso, y las élites que, a su juicio, impiden el crecimiento económico real. Según Milei, “inventamos el capitalismo a base de ahorro, inversión, trabajo, reinversión (…) Logramos que cada trabajador pudiera multiplicar por 10, por 100 o hasta por 1000 su productividad” (Milei, 2025). Este pasaje subraya la idea de que el sistema económico liberal ha permitido una mejora sustancial en las condiciones de vida, pero advierte que las élites, a lo largo del siglo XX, traicionaron esos principios liberales, desviándose hacia políticas que obstaculizan el verdadero progreso.
En su visión, el “wokismo” es una herramienta ideológica utilizada por estas élites. Representa una amenaza que reemplaza la libertad del mercado y el intercambio justo de bienes por una distribución arbitraria de la riqueza, impuesta de forma coercitiva. En sus palabras, el wokismo ha “reemplazado el libre intercambio de bienes y servicios por la distribución arbitraria de la riqueza a punta de pistola”, llevando a una sociedad donde “hay solo dos tipos de personas: quienes son pagadores netos de impuestos y quienes son beneficiarios del Estado” (Milei, 2025). Aquí, Milei plantea una visión en la que las élites, incluidas las corporaciones privilegiadas, los banqueros, los medios de comunicación, y otros sectores que dependen del dinero público, se benefician de un sistema injusto que se alimenta de los impuestos de los trabajadores.
4.2.3. Estrategias de deslegitimación del discurso ambientalista
Desde una perspectiva glotopolítica crítica, el análisis discursivo de los textos revela un conjunto de estrategias retóricas sistemáticas orientadas a deslegitimar el campo semántico, político y epistémico del ambientalismo contemporáneo. Estas estrategias no solo niegan o minimizan el cambio climático como fenómeno, sino que desacreditan sus marcos interpretativos, su legitimidad científica y sus propuestas normativas. A continuación, se analizan tres mecanismos principales: la ridiculización, el desplazamiento de foco y la apelación a la “gente común”.
- Ridiculización del discurso climático
Esta estrategia opera mediante la trivialización, caricaturización o patologización del ambientalismo, presentado como una ideología delirante, excesiva o desconectada de la realidad material. En el programa electoral de Vox, se acusa al gobierno de “asfixiar al campo con impuestos verdes” (2023 107), encuadrando las políticas climáticas como castigos arbitrarios más que como regulaciones racionales. En el discurso de Abascal, esta línea se intensifica mediante la dramatización oratoria: “es muy tarde para preguntarle a usted, señor Sánchez, qué va a hacer para proteger el campo y el mar, a los ganaderos, a los agricultores…” (2024 6). Aquí, el sarcasmo encubierto convierte la preocupación ambiental en negligencia gubernamental, invirtiendo la lógica de responsabilidad.
En el caso argentino, la ridiculización del discurso climático se evidencia principalmente en la elección de terminología cargada de connotaciones negativas y extremas. Javier Milei utiliza expresiones como “siniestro ecologismo radical” y “ambientalismo fanático” para descalificar las políticas ambientales, presentándolas como ideologías peligrosas y desproporcionadas. Además, utiliza una comparación fuerte y provocadora al referirse al ser humano como un “cáncer” que debe ser “eliminado” según los postulados de este tipo de ideologías.
- Desplazamiento de foco
Otra estrategia clave consiste en desplazar el eje discursivo desde la crisis ecológica hacia problemas socioeconómicos inmediatos, como el empleo rural, la inflación o la competitividad. Este giro temático desactiva la urgencia ambiental al resignificarla como obstáculo al bienestar nacional. En la intervención de Abascal, esta lógica se evidencia con claridad: “quieren que ustedes dejen de ponerles zancadillas con competencia desleal, con impuestos abusivos, con un ecologismo radical, con un papeleo insoportable, con ataques al regadío y con una criminalización de su modo de vida” (2024 7). La referencia al modo de vida instala un marco emocional que apela a la tradición, la identidad nacional y el sentido común, reencuadrando el ambientalismo como amenaza cultural más que como respuesta científica o moral.
En un movimiento similar, aunque con una modulación diferente, Milei también traslada el foco discursivo. Si bien no se centra exclusivamente en la cuestión ambiental, prioriza la necesidad de erradicar lo que él denomina el “virus mental del wokismo”, con lo cual desvía la atención de las preocupaciones ecológicas hacia un cuestionamiento más amplio de los valores y las ideologías que, en su opinión, afectan el desarrollo económico y la libertad individual. Este cambio de enfoque sirve para restar urgencia a la crisis ambiental, redirigiendo el discurso hacia una lucha contra lo que considera una amenaza ideológica para la prosperidad.
- Apelación a “la gente común” como sujeto legítimo
Finalmente, una estrategia discursiva transversal a todos discursos es la construcción de un “nosotros” popular, trabajador y moralmente legítimo (el “pueblo productivo”), en oposición a un “ellos” tecnocrático, urbano o globalista. Esta estrategia se fundamenta en la lógica del populismo discursivo (Laclau 2005), donde el conflicto se construye entre dos polos irreconciliables: el pueblo y la élite.
En la intervención de Abascal (2024), el recurso aparece en términos explícitamente afectivos: “No se lo vamos a permitir, señor Sánchez, pero sobre todo no se lo van a permitir las gentes del campo y del mar, que están luchando por su pan y su dignidad” (7). De manera análoga, el programa de Vox (2023) acusa al gobierno de haber “restado libertad a las familias imponiendo restricciones” (107), asociando las políticas ambientales con una pérdida de autonomía individual.
Por otro lado, en la intervención de Milei (2025), aunque se puede observar una postura crítica similar hacia el intervencionismo estatal, su estrategia discursiva es distinta. Milei propone un enfoque más orientado hacia la acción individual y la transparencia: “consiste en decirle la verdad a la gente en la cara y confiar en que la gente entenderá”. Este giro discursivo no solo resalta la confianza en la autonomía del pueblo, sino que también establece un contraste con las elites y las instituciones que, según él, manipulan la información.
Estas estrategias de deslegitimación —que incluyen la ridiculización, el desplazamiento de foco y la apelación al pueblo— no son meros recursos retóricos: operan como tecnologías discursivas que reconfiguran los marcos de lo decible, lo legítimo y lo imaginable en torno al cambio climático. En conjunto, refuerzan una lógica de exclusión simbólica, donde el ambientalismo es representado como irracional, antidemocrático o extranjerizante, quedando fuera de los marcos normativos del sentido común nacional.
4.3. Interpretación contextualizada de las estrategias discursivas
Desde una mirada glotopolítica, los discursos de Vox y La Libertad Avanza no deben leerse simplemente como reacciones ideológicas a la agenda ambiental global, sino como intervenciones activas en la disputa por el control del lenguaje público sobre el ambiente. Estos actores no solo cuestionan políticas específicas, sino que reconfiguran el repertorio léxico y semántico desde el cual es posible hablar del colapso ecosocial.
En este contexto, expresiones como “siniestro ecologismo radical” o “bandera de cambio climático”, utilizadas por Milei en su discurso (2025), buscan construir un horizonte de transformación colectiva en el que el ambientalismo se percibe como una amenaza y no como una respuesta necesaria ante la crisis ambiental. A su vez, Vox resignifica este discurso mediante fórmulas como “dictadura climática”, “ideología verde” o “impuestos que arruinan al campo” (2023), transformando las políticas ambientales de carácter progresista en una imposición ideológica. Esta reconfiguración del lenguaje cumple una función glotopolítica estratégica: desmantelar el consenso sobre el cambio climático y crear una fractura en el léxico compartido sobre el medio ambiente.
Lo que en un registro discursivo progresista se presenta como planificación solidaria y una apuesta por la justicia social ambiental, en el discurso conservador se traduce en una imposición ideológica que frena el desarrollo económico y atenta contra la libertad individual. Esta distorsión semántica, aunque aparentemente inocente, tiene profundas implicaciones políticas, ya que bloquea la posibilidad de construir acuerdos transversales sobre políticas ambientales y contribuye a la polarización del debate público. Al redefinir los términos del discurso, estos actores conservadores no solo cuestionan las políticas, sino que también alteran las condiciones mismas para hablar del medio ambiente de una manera que sea inclusiva y orientada a soluciones colectivas.
En línea con las categorías de Cohen (2001), los discursos analizados no se inscriben mayoritariamente en formas de negación literal del cambio climático, sino en estrategias más sofisticadas: la negación interpretativa —que resignifica el fenómeno como una construcción ideológica— y la negación implicatoria, que acepta el diagnóstico, pero rechaza sus implicancias políticas. Esta forma de negacionismo —identificada por Abellán (2023) como posmoderna— no se construye a partir de refutaciones científicas, sino de narrativas afectivas que desestabilizan los marcos epistémicos dominantes. El cambio climático es así presentado como un relato funcional a intereses geopolíticos, elites tecnocráticas o estructuras de poder supranacional.
La disputa ya no gira en torno a la veracidad de los datos, sino sobre la autoridad de los emisores, la legitimidad de los marcos interpretativos y el derecho a definir qué se considera “bien común”. El efecto performativo de esta retórica reside en generar desconfianza hacia los discursos técnicos y científicos, habilitando sentidos alternativos que refuerzan el nacionalismo, la autonomía económica y la soberanía cultural.
El discurso de Vox y otros actores conservadores en este contexto configuran lo que la socióloga Maristella Svampa (2022) denomina utopías conservadoras. Se trata de proyectos simbólicos que, en lugar de negar la crisis ambiental y social, la instrumentalizan para proponer un retorno idealizado a formas de vida previas al orden globalizado. En este enfoque, el colapso ecosocial no es visto necesariamente como un reto que requiera una solución urgente, sino como una oportunidad para reconstruir un orden social y económico más acorde a los valores y tradiciones nacionales. Estas estrategias tienen un impacto negativo en la percepción pública de la crisis ecológica, debilitando las movilizaciones en torno a la justicia climática y el cambio de modelo productivo hacia uno más sostenible. La importancia de estos discursos radica en su efecto polarizador, que obstaculiza el consenso sobre soluciones climáticas y fractura aún más las sociedades en torno a la cuestión ambiental. La manera en que estos actores despliegan sus mensajes en las redes sociales, utilizando la ironía, el humor y la ridiculización, muestra el poder de la estrategia performativa para amplificar las narrativas negacionistas.
- Conclusiones
El análisis realizado pone en evidencia la centralidad del lenguaje en la configuración de los sentidos políticos en torno a la crisis climática. Lejos de ser una cuestión meramente técnica o científica, el cambio climático emerge como un campo de disputa semiótica, en el que diferentes actores intentan controlar no solo los marcos interpretativos, sino también el léxico legítimo desde el cual se puede hablar del futuro, del Estado, de la justicia y de la sostenibilidad.
Los tres discursos analizados –discurso de Milei en Davos, el programa electoral de Vox y la intervención parlamentaria de Santiago Abascal– expresan posicionamientos ideológicos divergentes que se manifiestan en sus campos léxicos dominantes, tópicos estructurantes y estrategias de deslegitimación., los discursos de Vox y La Libertad Avanza construyen marcos alternativos en los que la ecología es resignificada como amenaza, imposición o artificio ideológico.
Desde una perspectiva glotopolítica, esto revela la existencia de intervenciones activas en la regulación del lenguaje ambiental, orientadas a bloquear el consenso discursivo en torno a la transición ecológica. La proliferación de expresiones como “ecologismo radical”, “impuestos verdes”, “agenda impuesta” o “ideología climática” no solo desacredita los marcos científicos predominantes, sino que los reemplaza por narrativas afectivas, nacionalistas y productivistas.
En este proceso, se consolida una forma de negacionismo posmoderno, que no rechaza los datos, sino su interpretación; que no niega el colapso, pero lo instrumentaliza. Este tipo de discurso opera afectivamente, movilizando emociones como la indignación, la sospecha y el orgullo nacional, para redefinir quiénes pueden hablar en nombre del “interés común” y desde qué lugar discursivo.
Finalmente, el contraste entre los imaginarios de futuro revela un clivaje fundamental: mientras algunos discursos promueven la construcción de horizontes cooperativos, multiactorales y solidarios ante la crisis climática, otros apelan a utopías conservadoras, que reactivan símbolos de soberanía, comunidad nacional y orden económico tradicional como respuesta simbólica ante el colapso ecosocial. Así, el análisis del discurso ambiental no solo permite comprender los conflictos contemporáneos en torno al planeta, sino también explorar cómo el lenguaje modela, cuestiona y proyecta los mundos posibles del porvenir.
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[i] Este trabajo considera las intervenciones de Abascal y Milei no solo como reflejos de su propia ideología personal, sino también como representación de las posturas ideológicas de Vox y La Libertad Avanza, ya que son los principales referentes de esos partidos.


